El Norángulo
Escritos sobre las cosas, el amor y la vida: sobre el odio, la tristeza y sus escritos... pensamientos sueltos y escritos de muchas otras cosas...
jueves, 11 de agosto de 2022
lunes, 18 de julio de 2022
domingo, 17 de julio de 2022
lunes, 11 de julio de 2022
¿Se puede romper un corazón qué ha dejado de latir?
Me senté aquí, en esta pequeña saliente dentro de estas oficinas. Ya era muy tarde y dado que tendría que desvelarme de cualquier forma pensé en fumarme un cigarrillo mientras disfrutaba de la singular vista de la noche: una luna llena maravillosa. Tantas cosas pasaban en estos días, como preparándose para recibir el primer aniversario sin ti. Todo en mi vida se caía a pedazos de nuevo y no podía evitar preguntarme si no sería la fecha la que me predisponía a sentirme de esa forma, o si de plano la vida se encargaba de recordarme que nunca podría ser feliz.
Y era en esa disyuntiva, en esa reflexión, en ese sentir que esa palabras taladraban una y otra vez mi alma… ¿Se puede romper un corazón que ha dejado de latir? Y yo pensaba ciegamente en que… Sí. Si se podía. Porque aunque ya iba para un año entero en que el mío hubiera dejado de latir al tener que alejarme de su vida, su imagen y los obstáculos que la vida me imponían descaradamente una y otra vez pateaban ese corazón inerte en el piso, como si de basura se trataba. Y cada patada era como una descarga eléctrica que daba un respiro que enseguida se desvanecía, lo suficiente como para volver a provocar un ligero latido que se desvanecía.
Volví de mi letargo al tiempo que entraba en consciencia de quemarme con el filtro del cigarro, único sobreviviente de aquella fumada. Y dado que se acababa mi tiempo de descanso, me levante y me dispuse a seguir con aquella rutina de trabajo que parecía no acabar nunca. Por lo menos eso iba acorde con tan intenso sentimiento conseguido a base de parecer terco en no querer dejar atrás ese incólume amor que destellaba aún, por dentro…
viernes, 1 de julio de 2022
martes, 4 de agosto de 2020
Suerte del olvido
Pues sabe que no me siento de humor
Como para en el anden mirarte.
Prefiero sentarme separado de todo
Hasta que las marchitas horas presentes,
Se alejen entre si y me dejen en paz.
Haré un pacto de caballeros con él
Y beberé de su delirio de ti.
Así sabré que estoy vivo gracias a un fin.
Porque si: por ti cada día es un escrito
En cuyas letras bailan presurosas
Y azarosas las pletóricas alas
De esta soledad que me arropa.
Hasta el viento del que bebo
La esencia de tu mirada abrumadora
Comienza también a irse.
Y me quedo solo de nuevo
Más no he cejado en el interés
Por guardar en aquel oxidado y viejo
Palacio de mi memoria
Tu hermoso rostro. Marfil de mil batallas
Que en el marco de una sonrisa,
Un soleado día de verano,
Me hicieron, para siempre, soñar…