Te cerco contra la pared, trémula, nerviosa. Mis brazos no te dejan escapatoria alguna, aún cuando no la necesitas. No quieres que este momento se vaya jamás. tus ojos miel me observan, mientras esa cálida sonrisa que tanto me ha conquistado brilla con mayor autoridad. Me retas, me instas a que dé el siguiente paso, a que juegue contigo en un eterno baile que nos unirá, tal vez toda la vida. No lo sabemos. Somos jóvenes y el mundo se abre en este instante, así, ante nosotros, como si no tuviese miedo de que le enfrentemos.
–¿Me darás ese cuaderno o…
–¿O qué?– Inquieres gustosa, juguetona. Vuelves a provocarme. A intentar jugar algo nuevo. Algo que no tendrá vuelta atrás.
Te miro a los ojos. Nunca he deseado nada como en ese momento…
–O te besaré…– Ya mi rostro va, en este punto, acercándose al tuyo. No te mueves. Me esperas. También lo deseas. Ya las sonrisas han desaparecido. Ahora todo se reduce a ese calor que va subiendo de intensidad este ahora mágico instante. Y cuando mis labios tocan los tuyos, puedo sentir claramente como tu cuerpo abandona esa rigidez y me recibe. tus brazos se agarran de los míos y una dulce caricia te recorre. Son estos labios que te dicen que te quieren. Y el mundo entero se detiene durante varios segundos. ¿Alguien nos estará observando? ¿Somos parte de algo? Que importa. Yo te estoy besando, algo impensable. Algo irreal. Nunca lo hubiéramos pensado y sin embargo, aquí estamos. Los dos. Lo más tierno que recuerdo, mientras con nuestros ojos cerrados, lenguaje que no habla, sino que siente ávidamente, nos decimos tantas cosas…
Retiro mi rostro del tuyo, rompiendo con ese beso. Ahora me ves de otra forma. Tus músculos se han relajado, brilla más intensamente tu mirada. Todo ha cambiado en un solo beso. Solo uno se necesito para despertarnos del notorio discernimiento en que se había convertido esa amistad, llegando a una nueva aventura. ¿Estarás dispuesta a vivirla conmigo? Por ahora no nos preocupemos de esos detalles. Solo tengamos en cuenta que, de la nada, algo acaba de surgir en ese, nuestro primer beso…
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