Así es el orden de las cosas. No porque las rememore o porque me hayan sido inculcadas. Lo es por que en ellas se haya la simplicidad de tu mirada de fuego. De esa sonrisa que me da tanta paz. De la tenue luz de tu vida junto a la mía.
Así es el orden que me gusta. La rutina que me anima. La senda que he decidido recrear en el tormentoso camino de la vida que me ha sido dada. El orden en el que puedo, de vez en cuando, cambiar un riesgo, una sorpresa, una normatividad, solo por verte una vez más y saberme tuyo sin reservas.
Así es el orden que me inculcaste, desde que me viste a los ojos por primera vez y pude perderme por un siempre en un "¡Hola, ¿cómo estas?!" aquel donde las noches torrenciales se transformaban en deliciosos e inexactos momentos de un tiempo que se acercaba a la nada. De un beso que sabía a Cielo. De un te quiero que denotaba una promesa.
Así es el orden de mis sentimientos por ti. Por tu corazón y tu alma. De mi admiración por esa inteligencia que te enarbola y que te engrandece. De esa sencillez con que ves la vida, cuando yo solo veo complejidad. Así es el orden de las cosas cuando tomas mi mano y me dices que todo estará bien...
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