Diosa de cruel pecado, que sostienes
en una mano la verdad, impura
por cuanto hacemos vicio y cura
y en otra aquel sexo en ciernes.
Mujer de mortal pecado, disciernes
sobre mi pecho distinción absurda,
blasfemia que mi inocencia jura
e invocas mi corazón, que terne.
¡Describe en tu delirio usura,
exaltare por cuanto que injieres
la duda de mi corazón que tura!
Deleita mi lujuria porque vives,
terrible inocuidad que perdura
en cada una de mis locas sienes…
La quinta sonrisa, me la regalaste al leerlo. Un besote.
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