viernes, 20 de marzo de 2015

En la oscuridad...

Un simple roce de tu mano basta. Has mantenido la cordura hasta este momento, en que frenética aunque callado, enloquezco, sin saberlo, de amor. Con la habitación a oscuras siento tus manos recorriendo mi rostro. Grabando el recorrido con tu mente. Sintiendo cada curva, cada linea. Estoy segura de que memorizas cada instante de un placer exquisito, callado. Comienzas por mis ojos, cuyo trazo vas delineando delicadamente, hasta completar la forma completa, y separando entonces tus manos a que sigan un camino desigual, con la única finalidad de completar una imagen que empate lo que en tu cabeza hay, de información, acerca de mi cara. Cada movimiento tuyo es lento, suave. En ocasiones tus dedos se despegan de mi piel, pero los pequeños vellos que, invisibles, proporcionan una barrera que la protege contra el medio ambiente, se tensan, provocando, pequeños como son, una sensación exquisita. Nunca había sentido esto con nadie. Solo tu y yo. En un momento que puede abarcar toda una eternidad.
Ahora con la parte dorsal de tu mano la media entre tus nudillos, comienzas a acariciarme de nuevo. Esta vez buscas marcar nuevas rutas en mi rostro, con la parte posterior de tu mano. Mis sensaciones comienzan a multiplicarse, mientras todas las terminales de mi piel se tensan de placer. Son sensaciones extrañas para mi. Nadie me había tocado así, como tu lo haces en este momento, intentando reconstruir, a ciegas, mi forma en tus recuerdos. Tu también sientes cosas, lo sé aunque no puedo verte. Tu mano es pequeña, así que recorre más camino y lo disfrutas lentamente. Todo ese cúmulo de experiencias ciertamente esta sirviendo. No volverás a verme de la misma forma, ahora que has tomado un camino del que ni tu ni yo podremos volver ilesos. Lastimándonos con ese sentimiento de distancia que nos enervará por siempre, mientras que terminas, finalmente, tu recorrido.

Ahora es mi turno. Pero yo comienzo por darle forma a tus labios, haciendo mi peregrinaje aún mas despacio. Esa es una zona altamente sensible, lo sabemos por experiencia, pero nunca nos ponemos a investigar que tan profundas pueden ser las marcas que deje transitar por todo ello. Y cuando acabo, comienzo a pasar mis dedos, acomodando mis manos lentamente, sin que te des cuenta hasta que ya es muy tarde. Entonces, como paso final, tomo por completo tu rostro en ellos. Tu forma es mía. Y en la oscuridad de la nada que nos ha permitido dar este paso sin saberlo, acerco mis labios a los tuyos, que no oponen resistencia al último placer que nos era prohibido…

1 comentario:

  1. wow!!! simplemente exquisito!!!!! gracias por compartir........

    ResponderEliminar