como si me enamoraras, dulce principesa
para que la llaga no llegue al olvido
y repercuta en mi vieja cabeza.
Una que se vuelva muerte, que me llame viva.
Una amistad que se dañe en sí misma
desde el momento, en que se vuelva funesta.
semilla trémula de bienaventuranza,
cruel vestigio de una gloria ya pasada.
Sencilla en tu mirar, cálida, traviesa.
de toda candidez, verdad y por sobre todo belleza,
aglutino las mil caras de la profecía:
degusto con claridad su legendaria proeza…
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