martes, 27 de agosto de 2013

Mujeres...


Cada mujer que ha estado en mi vida ha sido una canción;
un golpe que resuena en la eternidad.
han sido cansancio, dolor. Han evitado el suicidio y el perdón.
me han traído dichas sin igual y también tristezas:
Diosas del misterio de la vida que la originan
e invocan cada sentimiento que se pueda dar en la tierra.
Fertilidad y fruto, sequía, éxito y fracaso.
Abundancia plena para el que las sigue,
vergüenza y orgullo al que las venera.
Cada mujer en mi vida me ha mostrado un camino
y solo yo he elegido cuál seguir. Solo yo me he perdido
en las mil y un naturalezas de las mil fascias
y he retornado triunfante o he muerto en vano;
he sido héroe y villano. Cruento y loco.
Bondadoso y desalmado, artista un poco.
Cada mujer ha sido mi más grande triunfo
y mi más penoso fracaso.
De ellas he nacido y estoy seguro que, a mi muerte
en mi manto, en mi último lecho, ninguna estará esperando.
Pero todas habrán tenido un punto en mi historia.
Todas habrán contribuido, al final, a mi inminente derrota
por la cuál he saboreado lo más dulce porque,
¿Qué puede ser más dulce que los labios de una mujer
y que tan terrible como una mirada?
De esas que te derriten y te inflaman.
De esas que te vuelven hombre o bestia.
Por las que matas o te enderezas. ¿Qué más?...

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