Vuelves
a mis pensamientos después de tanto tiempo y me encuentras desnudo en ellos,
libre, listo para intentar apresarme nuevamente en tu pasmosa esencia. No lo
niego, ahora que te vuelvo a ver inquietas cada uno de mis sentidos. Desatas
ese sentido de lujuria. Impulsas mis más tiernos pensamientos. Devoras cada
instante de recuerdos buenos y malos, para mezclarlos y devolverme al momento
en que te conocí, curiosa, coqueta. Una "niña muy bonita". Me haces
desearte de nuevo. Intentas enamorarme a través de tu mirada.
Me
resisto, sin embargo, a la idea de volver mis pasos y confrontarme una y otra
vez con mi fracaso como hombre: el rememorar como no pude protegerte e incluso
el haberte vuelto tu enemigo. No haberte ayudado en nada y el haberme
convertido a su vez en un estorbo más me taladran el alma. te prometí que te
cuidaría e hice lo contrario; me convertí en un escuincle idiota, berrinchudo y
de costumbres tontas. No más, mi niña, no más.
Ya ha
pasado demasiado tiempo. Demasiado. Las suaves caricias que me proferiste
alguna vez han sido desplazadas. Y aunque la memoria me quema por dentro y el
alma me traiciona susurrándome al oído las historias de tu presencia en mis
pensamientos de nuevo, sigo adelante, como todos me lo pidieran alguna ocasión,
a propósito de pensar que tenían la razón y sin meditar en que en realidad lo
que necesitara acaso fuera un abrazo, un intento de comprensión. Y heme aquí de
nuevo, envuelto en la disyuntiva de tu regreso en forma fantasmal pero seguro
de que mi camino ya esta trazado, obnibulado solo por el entorno trazado.
Tus
ojos bonitos me lastiman aún en la eternidad en que reposan. La mirada de niña
pícara sigue trastornándome y por cualquier medio que ponga para intentar
protegerme sólo consigo dañarme de nuevo abriendo mil y un heridas, rabioso,
mientras la lenta melodía de Amor me hace tambalear. tengo voluntad, eso es
cierto, pero no dejo de pensar en la tintineante realidad de mi vida: Fuiste el
amor de mi vida. Y es cierto: tuve un amor de mil años. Tuve un amor real de
meses, intenso como las llamas de mis dolientes odios. Pero tú fuiste distinta.
Fuiste algo más depurado, algo más inocente, mas dolido. En ti me vi como no me
he visto ni creo verme en nadie jamás. Y sigo pensando que eras, más con tus
defectos que con tus virtudes, todo lo que mi alma necesitaba y quería tan
desesperadamente. he salido con tantas mujeres importantes en mi vida. Contigo
no fui ni a la esquina. Y sin embargo el peso de tu memoria pesa en mí como la
cruz que carga mi corazón de todo el daño que he causado.
Sigo
adelante pues, entre las calles de mi México con aroma a viejo. Sueño las quiméricas noches de un adulto en el
cuerpo de un anciano. Veo mi vida pasar tan rápido ante mí que la muerte se
asoma cada vez más expectante en el cómo me iré, pero tú, sigues estando allí.
Sigues tan dueña del Palacio de mi Memoria que veo lejano el que alguien pueda
sobrepasarte.
Siempre te amare....
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