lunes, 13 de julio de 2015

Fulana de Tal...

Refrescas mi breve visión de la vida
como si me enamoraras, dulce principesa
para que la llaga no llegue al olvido
y repercuta en mi vieja cabeza.

Desearía una amistad así, contigo…
Una que se vuelva muerte, que me llame viva.
Una amistad que se dañe en sí misma
desde el momento, en que se vuelva funesta.

Que me amaras como amigo, al hartazgo,
semilla trémula de bienaventuranza,
cruel vestigio de una gloria ya pasada.
Sencilla en tu mirar, cálida, traviesa.

Aunada en este poema caótico y desprovisto
de toda candidez, verdad y por sobre todo belleza,
aglutino las mil caras de la profecía:
degusto con claridad su legendaria proeza…

jueves, 9 de julio de 2015

Hotel Misión San José en Salina Cruz, Oaxaca...

A solo tres cuadras -unos 300 metros aproximadamente- del Parque Municipal de Salina Cruz, Oaxaca y a media cuadra del restaurante La Pasadita, donde puedes degustar platillos del mar con excelente calidad,


en la calle Pacífico, número 9, del Barrio Cantarranas, se encuentra un pequeña joya de cuatro estrellas, para aquellos que van a pasar unos días al puerto: El Hotel Misión San José.

Este pequeño hotel, casi escondido, tiene una oferta para sus huéspedes desde hace diez años a precios muy accesibles, un servicio excelente y presenta un acabado rústico, acogedor, con detalles que lo hacen único entre los hoteles de la zona, además de ser el único en el centro de la ciudad que posee alberca (Según lo que he visto solo el City Express posee alberca). Fuentes antropomórficas, cuadros  y formas que dan frescura al lugar y una apariencia cómoda al visitante, que incluso puede dar una pequeña caminata dentro de las instalaciones, que tienen en algunos descansos de las escaleras cómodos sillones para reposar o platicar, o ¿porque no, leer un poco?.








Dispone de distintos tipos de habitaciones, para amoldarse al gusto del cliente, con precios bastante justos para el bolsillo. Todas poseen aire acondicionado, televisión de cable, baño privado con ducha y toallas, escritorio y ventilador, jardín y terraza, algunas habitaciones ofrecen un frigobar. Yo iba con motivos familiares y tomé la Suite, de buen tamaño, aire acondicionado, que tiene una sala de estar que comparte con la master suite, una habitación de un tamaño muy bueno, bastante espaciosa. La sala de estar de la suite tiene un frigobar, mientras que la Master Suite tiene uno propio. Grandes espejos dan un toque especial a las habitaciones estrella de este hotel, aunque las demás habitaciones -la Junior, la sencilla y la doble- también son muy confortables. Además, puedes nadar en la alberca a cualquier hora del día, perfecto para quienes van a Tehuantepec o Juchitan y solo tienen alguna espacio en la noche o madrugada para echarse un chapuzón. Tiene una ducha para antes de meterte a la alberca, espacios cómodos si solo deseas descansar al lado de la piscina y una escaladora elíptica si deseas hacer un poco de ejercicio.










El ambiente es muy tranquilo y agradable, las personas que atienden siempre lo hacen con una sonrisa y en la mejor disposición de complacer al huésped. El restaurante tiene una oferta gastronómica buena y barata, tiene un bar con bebidas refrescantes y a buenos precios. ¡Que decir! Es un hotel que se resalta entre toda la oferta que existe en la zona. El check out es a las doce del día.







Así que si algún día visitas el Puerto de Salina Cruz Oaxaca, date un gusto y hospedaje en este hotel, para que tu experiencia en la ciudad sea completo, confortable y durable en la memoria…

lunes, 6 de julio de 2015

De nuevo Mariana...

Esta tarde lluviosa, tan agresiva, tan poderosa en su llanto, me trajo recuerdos de Mariana. No pude evitarlo, solo vinieron a mi como una marejada de sensaciones diáfanas… su sonrisa… su mirada. Me decía tantas cosas cuando me veía y al mismo tiempo me ocultaba todo. Si tan solo me hubiera querido aunque fuera un poquito… tal vez todo hubiera sido diferente en vez de ser lo que tenia que ser.

Cuando llegaban los días de lluvias torrenciales, me encantaba sentarme en algún lugar en solitario y pensar en ella. En su voz, intentaba grabarme en la memoria de forma permanente, como un tatuaje, el timbre de su voz, cosa que solo logré a medias. Sus desplantes de niña, su actitud tan femenina, tan soberbia. Dios… la sigo extrañando tanto… como me sigue doliendo.

Recuerdo perfectamente la vez que pude platicar con ella mucho más de lo esperado. Como recargo su cabeza en mi, mientras veíamos a los demás participar en concursos, sin ningún tipo de intención. Solo era algo hecho de forma tierna. La caminata en la aguja de las bombas de agua. Platicarme de su vida. O de cualquier cosa que en el momento nos dejara a gusto. Hacerla enojar…

Suena en mi cabeza la primera vez que fui consciente de que sentía algo por ella más fuerte que cualquier otra cosa. Un sentimiento que comenzaba, poco a poco, a invadir cada fibra de mi ser. Esa calidez que sonrojaba mis mejillas y me devolvía a un estado de juventud que hacía más de una década había dejado al abandono por tomar mi lugar en el mundo de los adultos. Y la culpa. Por algo que no hice. El llanto que nunca vino a mi por saberla no mía. El dolor de verla con otros y no poder hablar de esto con ella como debía ser. La barrera que ella, precavidamente, colocó entre nosotros, que funciono muy bien para ella, mas no para mi.

Pero sobre todo, recuerdo la última charla seria en una lancha. La frase “Nunca olvides que te quiero” que, irónicamente, aparecería meses después en una novela de Delphine Bertholon. Pero yo se la dije primero. Y sería verdad: en cierta forma, no he dejado de quererla, como la mamá de Madison a esta. Nunca he dejado de culparme por la parte que me toca. Nunca he dejado en mi mente que se vaya. La he retenido un poco, contra su voluntad seguramente –aunque ya hace años debido olvidarme por completo, lo cual es muy triste, por lo menos para mi– y he dejado que su sonrisa y esa mirada de color miel siga dictando parte de mi vida, por la frase que le dije siendo totalmente honesto, tal vez, por única vez en mi vida… Nunca olvides que te quiero Mariana…

Con cariño para…


¡Despierta! Ya casi es mediodía y no has llorado
en la intimidad de tus deslices.
Invocando a la Diosa de las muchas manos
no lograrás nada, mas que enojarme,
serpiente bicefala de cruentos mensajes,
desechas mi optimismo con mensajes miles
sin que pueda hacer nada al respecto,
mas que molestarme.

Si esperas enterrado en la arena hasta medio morir,
te recuerdo que hay inocentes
a los que lastimas con la podredumbre
de tu insípida alma; ¿es a ellos a los que amas?
Sacrílego miserable. solo ves por tu propio bienestar
y el de todos tus bienes, dejando de lado la circunstancia
que hicieron de ti en algún tiempo un varón con alma.

Llora por lo que te falta, pues al mundo engañas,
más no a tu propia estirpe, aquella que ha de morir
sin dejar legado otro que el fulgor de las cruentas mentiras
que dará de si para forjarse un futuro mejor que el tuyo,
pusilánime pedazo de escoria al que le dedico, sin merecerlo,
el último estertor de un muerto que de pie te arrolla…

With love to...

Wake up! It's almost noon and you have not cried
In the privacy of your slips.
Invoking the many-hands Goddess
you will not achieve anything more than angry,
bloody two-headed serpent of messages,
discard my optimism with thousands messages
without being able to do anything about it,
rather than bother.

If you wait buried in sand up to half death,
I remind you that there are innocent
that  you hurt with rot
your insipid soul; Is it them that you love?
Wretched sacrilegious. You only see for your own welfare
and all your possessions, leaving aside the fact
that made you, for some time, a man with soul.

Weep for what you lack, for deceiving the world,
but not to your own kind, the one that has to die
leaving no legacy other than the glow of the bloody lies
to give of themselves to create a better future than yours,
cowardly piece of scum that I dedicate, undeservedly,
the last gasp of a dead foot rolls you ...

domingo, 5 de julio de 2015

Estos recuerdos oscuros...

Las gotas de lluvia comienzan a caer, poco a poco, como previniendo el futuro que se avecina sobre nosotros. No sé si eso sea bueno o malo, en realidad el vacío que siento... no puede ser diluido de ninguna forma que conozca. Por lo menos a como lo veo yo. Y sin embargo me parece una sensación tan familiar. Me recuerda aquellos días de trabajo en el Lago, con esas mismas gotas cayendo a cántaros -momentos en los que regularmente nadie remaba- como queriendo lavar todos esos pecados... como queriendo borrar todo aquello que había sido hecho, que había sido cometido. No lo sé. Y esta sensación me embriaga... me produce un bienestar inaudito, sin poder dilucidar nunca porque razón. Siempre he supuesto, que se trata de un poco de tristeza complementada con una melancolía que nunca quiere dejarme solo.
A veces su recuerdo llega impertinente, agresivo. Sus ojos color miel. Su rostro blanco. Su mirada retadora a todo evento. Su sonrisa cínica. A veces esos recuerdos los entremezclo con algunos otros, sin lograr otra cosa, más que acallar brevemente, en mi cabeza, las voces que construyen ese Palacio de la Memoria al que, poco a poco, tengo de nuevo acceso. Siempre dejo de visitarlo por periodos de tiempo largos. Supongo que el escribir de nuevo también es un eco de lo que se viene... De estos tiempos que no terminan de ser oscuros...

Genesis...


Veo a una pareja pasar del otro lado del vidrio. Me encuentro cenando, sólo por tener algo en el estomago y hacer tiempo en lo que llega la hora de entrar al cine, después de meses de no asistir a uno. Y no puedo evitar preguntarme al ver a esos tórtolos, que fue lo que me sucedió para haber llegado así a este punto de mi vida. No pude evitar sentir un poco de envidia. Yo antes hacía esas cosas. ¿Cómo es que perdí todo deseo de vivir una vida así, normal? Y no se me malentienda. Amo vivir. Es solo... es solo que aquello que los demás ansían; lo que esperan. Aquello que da encanto a sus vidas. Ese tipo de cosas no las deseo ya. No me produce ninguna especie de placer ni sensación que pudiera hacer mía, por lo menos aprovechar. ¿Por qué ese desgano? Tampoco tengo idea. Sólo sé que aquello que aún deseo, lo deseo ahora más, que de joven. El tiempo, sin embargo, se ha vuelto más un enemigo embarazoso y estorboso que un aliado, dadas las circunstancias del envejecimiento y todo lo que conlleva. Cada día que se va es una oportunidad desperdiciada terriblemente. Sigo sin poder contar con los medios para hacer mis sueños realidad, más no pierdo la fe en que lograré equilibrar mi situación. Solo necesito comenzar a moverme: a elucubrar planes y a mantenerlos con vida al máximo.
La imagen de la parejita vuelve a mi cabeza y no logro evitar cuestionarme si podría intentar volver a querer esa vida, pero no obtengo por respuesta nada más que un desinterés absoluto que me enferma. Mis dos mitades pelean, me susurra cada una promesas de felicidad vacías, sin sentido. Miro hacia el vidrio, que refleja parte de lo que sucede adentro del restaurante y afuera y sonrío porque, a pesar de todo, la vida que he elegido me sigue sonriendo de frente...