martes, 5 de junio de 2018

Voltereta...

—Finalmente la vida te ha vuelto un guiñapo, ¿eh?

Alberto volvía brevemente a la realidad. Un ligero sopapo en la cabeza dado por Wendy le recordaba que no era tiempo de estar soñando despierto. Un ligero sabor a cobre recorría su lengua. Y aquellos vivaces instantes, viendo su sonrisa, siendo atrapado por su mirada, lo habían absorbido más allá del punto de cordura.

—Perdón… No pude contenerme…

—¿Que no puedes contener?— Inquiría molesta Wendy. Una y otra vez lo veía entrar en esos trances. Ya estaba comenzando a cometer errores y eso no podían permitírselo— ¿Tus ansias adolescentes? ¿Tan viejo ya? Vamos, que ya no tienes la edad para no sobreponerte a tus airadas dotes de conquistador fracasado. Es tiempo de volver al trabajo.


—Si… si, claro. Lo siento— Mientras se volvía a poner el casco e iniciaba el proceso de sellado, no pudo evitar un suspiro de tristeza. Y mientras entraba a aquella podredumbre en las cloacas a hacer su trabajo, pensó que estar en la oscuridad de aquel infierno finalmente podría proveerle de la paz tan anhelada…