domingo, 16 de agosto de 2015

Angel's hunter.. (Colaboración de Alberto Montaño en la traducción)

I sleep with you in my arms again. Dream decomposed by the dim battle of my ego. Then I am drowning in alcohol, knowing that action triggered a chain of events that would probably lead to a symbolic suicide, leading to a terrible climax knowing that you will not answer the phone, but him. He who has stolen you for itself, leaving me with a bunch of thousand ideas and a future that looks too far to run after him. Open the refrigerator and among the thousand and one nonsense that we cook together, the kind that made you laugh so delightfully, the tersest, farther sack. Which was cooked before the other. In addition, in a fit of anger toss to the wall. It is broken into pieces, while each broken piece of a purplish eye looks. All staring at me and blaming. Have I been to blame? I think so. However, I would do it all, but knowing that means losing you again, because I know I was right. Never give anything wrong, but my dying heart, then rose again to hold it at the top and drop. Therefore, in this creature that now looks a rare grayish and this almost lifeless prescribe some verses ever read. Moreover, I will give them to eat. Surely, you will vomit, but I have to worry about sweeping the floor with them as they absorb and still the last feast that mean his certain death.
Open the window. It is late. Time seems not to have changed at all. The streets I see from my hotel are full of people. Thousands of swarming stories alive, fiery, stubborn in their desire and rotting in your crowd. the squares with food, locate wood with canvas covers unleashed a sea of ​​heat beneath them, multicolored noise that adorn every position, every sale, every dream come true to the sound of the old banjo that child who aged, fervently recites the only notes you learned in your life, those notes leading vibrant agony in a mass of broken hopes and his broken to leave the love of his life with another soul. And then, I related to that illustrious personage, one Indian named Juan, hunter of old angels, I am ready to look beyond the pink to my room dismisses the world in a bed that is not, even by mistake, tones of sweet roses .

martes, 11 de agosto de 2015

Cazador de ángeles...

Sueño con tenerte en mis brazos una vez más. Onirismo descompuesto por la tenue batalla de mi ego. Entonces me ahogo en el alcohol, consciente de que esa acción desencadenara una cadena de eventos que probablemente me lleven a un suicidio simbólico, que llevará a un clímax terrible sabiendo que no contestarás el teléfono tú, sino él. Él, que te ha robado para si, dejándome con un manojo de mil ideas de un futuro que ya se ve demasiado lejano como para que corra tras de él. Abro el refrigerador y entre las mil y un bobadas que juntos cocinamos, de esas que tan deliciosamente te hacían reír, saco la más escueta, la más lejana. La que se cocinó antes que las demás. Y en un arranque de ira la aviento a la pared. Se rompe en mil pedazos, mientras que de cada trozo roto se asoma un ojo violáceo. Todos viéndome fijamente, como culpándome. ¿Habré sido yo el culpable? Creo que si. Pero volvería a hacerlo todo, aunque supiera que eso significa perderte de nuevo, porque sé que fue lo correcto. Nunca te entregue nada indebido, más que mi corazón moribundo, que resucitaste para luego sostenerlo en lo más alto y dejarlo caer. Por ello, en esa criatura que ahora luce un raro tono grisáceo y esta casi sin vida receto unos versos que jamás leerás. Y se los daré de comer. Seguramente los vomitará, pero no tendré que preocuparme por barrer el piso con ellos, ya que aún así los absorber y ese último festín significará su muerte segura.
Abro la ventana. Ya es tarde. El tiempo parece no haber cambiado en absoluto. Las callejuelas que veo desde mi hotel se ven repletas de gente. Miles de historias pululando vivas, ardientes, recalcitrantes en su deseo y podridas en su muchedumbre. las plazuelas con comida, los localizo de madera con sus cubiertas de lona que desatan un mar de calor por debajo de ellas, los ruidos multicolores que engalanan cada puesto, cada venta, cada sueño cumplido al sonido del viejo banjo de aquel niño que envejecido, recita con fervor las únicas notas que aprendió en su vida, aquellas notas que lideran su vibrante agonía en un cumulo de esperanzas rotas como su alma rota al irse la mujer de su vida con otro. Y entonces, emparentado con aquel ilustre personaje, aquel indio llamado Juan, cazador de ángeles viejo, me dispongo a ver más allá de los tonos rosados con que mi habitación despide al mundo en un lecho que no es, ni por equivocación, de dulces rosas…