martes, 5 de enero de 2016

Como nunca enamorarse (Primera parte)...

“Pero me hace falta
hace tantos días…”

Hoy mi deber era, canción de Silvio Rodriguez.




Camina entre la multitud, ensimismada en sus pensamientos. Ya muchos años han pasado desde que Karina lo vio por última vez y sin embargo, le parece que cada día se hace más y más fuerte ese recuerdo que amenaza con desbordarse y hundirla en una tierna pero profunda locura.

Ciertamente no era guapo. Pero le gusto su mirada. Su rostro tan serio. Había algo de misterio en él, la única persona de entre todas que sobresalía por ser precisamente quien no buscaba hacerlo. Solo los observaba a todos. La fiesta era bulliciosa. Recordaba que, cuando lo vio por vez primera, llamo su atención observar que casi no hablaba y solo se limitaba a ver lo que pasaba. de vez en cuando se acercaba a algún grupito e intentaba ser parte de la platica. Y lo lograba; no se convertía en el foco del grupo pero conseguía ser uno de ellos. Y de pronto, se iba y volvía a su rincón. Y ni siquiera lo conocía: normalmente pensaba que una persona así probablemente fuera un idiota sin capacidad de volverse parte de la sociedad. A lo mejor alguien lo invito, compadecido ante la incapacidad de tener amigos. Y a pesar de todo, todos lo conocían, pues cada vez que el se acercaba a alguien lograba entablar una breve charla, que él mismo cortaba de ajo al pedir permiso de ir al baño o de volverse a por una soda. Y de pronto se dio cuenta: ya llevaba un buen rato, sin que ella se lo propusiera, de estarlo observando. Y comenzó a verlo un poco más de reojo. Ya lo había visto sonreír. Tenia una linda sonrisa, a pesar de ser una persona gordita. Ciertamente no sabia quien era, pero tal vez aquellos amigos con los que hubiera llegado a aquella celebración de cumpleaños pudieran decirle de quien se trataba. Pero no. Comenzarían a cuchichear o a burlarse de que ella mostrara interés en alguien así. Así que solo se dedico a verlo…