domingo, 27 de febrero de 2011

MONICA: CAPÍTULO TERCERO... LA CANDIDEZ DE LA MUERTE

¿Qué es la muerte, me pregunto mientras me tomo una taza de café, y unos cigarros ya pútridos, pues no hay nada más? Y cavilo en salvajes orgasmos, en sendos paisajes, como rostros y cuerpo de mujer. Me hundo una y otra vez en los senos de mi desesperanza. Recuerdo a mi maestro oscuro. Sonrío, lejano de aquello que me creo, y sin la gloria de volver a verlo, pero contento de haber encontrado sucesor a sus antiguas honras. ¿Qué es la muerte? El humo del cigarrillo prendido despierta mi libido, y sin mujer al lado para aprovecharla hago esfuerzos sobrehumanos para apagar la flamígera evocación de mis instintos. Doy un sorbo al líquido que me mantiene despierto, y vuelvo a soñar. Durante un instante breve, logro desconectarme a mis principios, y me doy vuelo con las cavilaciones más enfermas que pudiera enfrentar. Y sonrío. No tengo miedo de haber encontrado mi propia área gris. Al contrario, me siento tan lleno de meditaciones profundas, que el miedo se reduce a un cuestionamiento básico sobre si saldré de este infierno momentáneo, o si me dejaré llevar por la corriente, como un niño que se deja llevar por sus instintos, sin saber que la razón templará su conocimiento, y disminuirá esa parte de él que dormirá después, por siempre, hasta que llegue el momento en que el resucitado regrese a confesarnos.pienso mientras la fumada de ley se hace presente y me obliga a cerrar los ojos durante tres minutos- que no puede ni con su alma. Todo ha sido claro, pero siempre se ha visto nublado por la insaciable sed de conocimientos allegados a su terrible moralidad humana.
La taza de café ahora se ve tan lejana. La alcanzo, y me doy cuenta de que otra vez, en este sillón, estoy pensando pendejadas. Pobre loco de mierda
Miro por encima de la mezquindad. Soy un solo ser ahorita, y así me pienso quedar, maldita sea. Observo a los soldados asesinar sin piedad a unos niños, y me pudro en mi llanto, seguro de jamás poder salvarlos. Me siento vil, miserable cuál gusano que destruye la vida para poder a su vez vivir. Apago lo que queda del cigarrillo, doy otro sorbo a mi taza a medio llenar, y me levanto a tararear la vieja canción de mis recuerdos. Una y otra vez, regurgito las vanas glorias de mis encuentros con el pasado, y desecho fehacientemente las buenas, quedándome con el rencor… con el amplio espectro de acontecimientos que me hicieron llorar. Les hago una seña obscena con los dedos, mientras escupo proliferaciones tan salvajes de maldiciones egipcias, sirias, africanas, como loas que buscan entendimiento al barón dueño de los cruces y los cementerios. Sigo fervorosamente los eventos en mi cabeza, incierto de su duración, pero seguro de sus verdades.
Sin darme cuenta me quemo con el cigarro. No me importa. Veo la herida lacerante, y doy otra estocada salvaje a la costra sanguinolenta de mis deseos. Salpico de injusticia mis actos buenos, y los transformo en medio de un festín de tripas y sesos, en maldad pura. Veo mi espejo, y mientras camino hacia él me doy cuenta de mi novedad de sentimientos. Ya no importa más. Ni siquiera ella podrá detenerme. Y cuando llego al frío aspecto de mi nuevo yo, la última lágrima de absurdo entendimiento escapa de mi cuerpo para no volver...

sábado, 26 de febrero de 2011

MONICA: CAPÍTULO SEGUNDO... LA TERNURA DEL OLVIDO

Observo de reojo la gran luna nacarada que me recibe en el jardín, y una lágrima escapa a mi entendimiento. La ternura de sus ojos me enloquece. Quisiera permanecer en ellos por siempre, perdido en la eternidad de su mensaje, y la vida me recuerda que eso es imposible. Acariciando sus pequeños pero duros pechos, recobrando mi cordura cada vez que, observando la blancura de su piel -órgano supremo que no por ser el superficial pierde el tono profundo de la identificación-, voy recorriendo uno a uno cada recoveco, cada rincón de ese cuerpo que adoro, y que no dejare ir jamás. Cierto es que a sazón de cada acontecimiento, la eternidad se hace corta en espera de aquel oscuro presentimiento que no podemos evitar, y que nos aprisiona, como si en ello le fuera dada la redención. Así veo todos los días a mi amada; al calor de su aliento sempiterno en mis recuerdos, al aroma de su corazón, que siempre me recibe con los brazos abiertos… al recuerdo de su sencillez, simplicidad que me ahoga por no ser lo que de mi espera, pero deseosa de perdonarme cada error, cada torpeza cometida por el pecado de nacer hombre, cuando ella es mujer.
Me veo moverme a mí, y no a la luna. Agacho la mirada, pues la señora que refleja tan limpiamente la luz de su gigantesco hermano me cuestiona mis motivos. Yo no sé que responder. Apenas logro exacerbar todos aquellos pensamientos que hacen fácil presa de mí, como si quisieran exprimirme en un tortuoso abrazo para sacar la mierda que se encuentra en mí, y volverme bueno, digno de ella. No pueden, pues así soy apto. Así soy fuerte. Así demuestro mi cobardía ante la vida. Así me repudio. Antiguos amigos vienen en ese momento a visitarme. La sombra del amigo muerto, las de los familiares acaecidos, y un remordimiento que no olvido, dan rienda suelta a mis pecados. La gran caja se ha abierto. Todo dura unos cuantos segundos, como eternidades que me sonríen mientras mi corazón se pudre en un vaivén de éxtasis y de frenético y salvaje linchamiento. Mis vísceras por un momento adornan las frías paredes de mis poemas y mis cuentos. Y me gusta lo que veo. Es una lucha tan interna, que las apariciones socavadas de la lumbrera de mis atosigamientos despiertan, y vuelve a dormir en un instante.
Suspiro tan alocadamente, que yo mismo me percato del pensamiento que pasa en mi cabeza inadvertidamente. Vienen a mí las variaciones que pudieran desquiciar a los monstruos del palacio de mi memoria, y los saludo cortésmente, como viejos amigos. Después de todo, ellos son mi otra parte. La que nunca le mostrare. La que morirá conmigo. Pues ya no tienen derecho a salir. Se los he prohibido al calor de un café capuchino, y respirando los viejos aromas del café de mi niñez. Y mientras voy caminando me pregunto, si tendré suficiente del señor eterno, para hacerla feliz, mientras ella en la cama, me extiende los brazos, soñadora…

viernes, 25 de febrero de 2011

The monster (English version)

Note: The present written has been translated totally by help of a translator.

The stinking breath of the monster was breathing heavily in the whole place, as if it was a way of impregnating his essence and that was not known where it was situated. The child was trying to be kept uselessly still. He was feeling that all his body on having trembled, was provoking an unbearable noise, a beacon in order that the giant was finding it. He was imagining, then, that the maddened titan would take him with his enormous arms - claws and would divide it in two.
The growls were happening of a side, after other one. Sometimes, the little kid was remaining a good moment in an alone hiding place, after, was remaining a few instants and at once it was changing nook, with the only purpose of trying to confuse to the beast. But it did not know if it was giving proved this, the only strategy, since the creature was taking furthermore time that he without appearing, without appearing. It seemed that it was playing with him. And certainly he was hunting it. It was the dam.
Sometimes it seemed to hear, or, seeing to him even, the voices or the ghostly bodies of all those children who were falling dams of the nightmare that now was following it, incessantly and mercilessly. Some of them him were whispering, between canticles that it was not managing to understand, that there was giving up itself, that alone it was putting to the step and that the thing would entrust itself of the rest. That were thinking in a better place thanks to it that it had mangled them with so much brutality, according to the child it saw days behind in some cuts of newspapers and that, furtively it had seen when his parents did not see him, since they had avoided him to show these images and, that they were tormenting since then. All these recollections were happening fast in his brain, while the fear was motivating to his body to returning rapidly to the reality. The instinct of conservation was begged to continue moving not to be detected.
It had to think rapidly, but every time it him was less possible. The fear was dominating every fiber of his being; his body was manipulating as if it was a question of a simple puppet, of forms that he had never imagined. And since it was in learning process, since scarcely he was a small child, did not know that more to do. It wanted to cry, but it could not! The being might hear it and swift it would be going to kill it. It did not know that more to do. It was sweating copious, but it could not be controlled. Even he was thinking that in some moment it would be done of the bath.
A shout. Horrifying since it could be, it bristled every centimeter of the body of the young person. The sound was amplified in such a way that it could not guess wherefrom it was coming, so I begin to run. Still when already it was very a night, his playful spirit, spirit that lé had put into this problem, enough good knew the place. After everything, followed it was coming to play with his friends in this so wooded zone. Everything was a part of the friendship between the boys of the people: it was one of the best forms of establishing a bow that was joining them of so many people and so varied forms. And during generations it had been of this form. For it the parents were never opposed to that his children were entering zones ran deep of the forest. But one had never seen any creature that could cause so much terror. Only once years behind in that a murder was causing commotion in such a small people, but due to the fact that it had been an assignment for foreign people towards other one of out it had calmed the waters and returned the confidence gradually to the rustics.
In the last weeks it was when it was initiating the terror. The small one was not understanding very well: only it wanted to come back home. It knew that some of his friends had disappeared and his dads were not saying to him well to which it owed. And after having been smelly in those cuts, he was finding out that they had reappeared, completely ruined. In most cases, with parts of his body eliminated and in some cases, it was said that it seemed that they had been started to grafts. And for much that it was trying to think, the concentration was breaking rapidly, in view of the horror of which, at any time, it was caught by the beast.
Another howling. I raise the child the more rapid thing that could and begin to run, already having lost the local knowledge where it was, due to the fear. It did not want to see backward; only it wanted to go out of there and not to return until they were catching to the monster.
 While it was falling to the soil with the leg destroyed by the blow that had just be aimed, in this instant, he understood that he would not return to see anybody either. And while it was crying of fear and pain, since in an image that slowly moviera, it saw the gigantic claw to approach, insurance already of that in a few days also they would find him ruined …

El monstruo

El aliento fétido del monstruo resollaba en todo el lugar, como si fuera una forma de impregnar su esencia y que no se supiera donde se hallaba. El niño intentaba en vano mantenerse quieto. Sentía que todo su cuerpo al temblar, provocaba un ruido insoportable, un faro para que el gigante lo encontrara. Se imaginaba, entonces, que el titán enloquecido le tomaría con sus enormes brazos-garra y lo partiría en dos.
Los gruñidos se sucedían de un lado, luego de otro. A veces, el pequeño permanecía un buen rato en un solo escondite, tras, permanecía unos instantes y de inmediato cambiaba de escondrijo, con la única finalidad de intentar confundir a la bestia. Pero no sabía si estaba dando resultado esa, la única estrategia, pues la criatura llevaba aún más tiempo que él sin mostrarse, sin aparecer. Pareciera que estaba jugando con él. Y ciertamente lo estaba cazando. Él era la presa.
A veces le parecía oír, o incluso, ver, las voces o los cuerpos fantasmales de todos aquellos niños que cayeran presas de la pesadilla que ahora lo seguía, incesante y despiadadamente. Algunos le susurraban, entre cánticos que no alcanzaba a comprender, que se rindiera, que solo se pusiera al paso y que la cosa se encargaría de lo demás. Que se encontraban en un mejor lugar gracias a eso que los había destripado con tanta saña, según el niño viera días atrás en algunos recortes de periódicos y que, furtivamente había visto cuando sus padres no le veían, pues le habían evitado mostrar esas imágenes y, que le atormentaban desde entonces. Todos estos recuerdos se sucedían de prisa en su cerebro, mientras el miedo motivaba a su cuerpo a volver rápidamente a la realidad. El instinto de conservación se suplicaba seguirse moviendo para no ser detectado.
Tenía que pensar rápido, pero cada vez le era menos posible. El miedo dominaba cada hebra de su ser; manipulaba su cuerpo como si se tratara de un simple títere, de formas que jamás hubiera imaginado. Y como estaba en proceso de aprendizaje, pues apenas era un niño pequeño, no sabía que más hacer. ¡Quería llorar, pero no podía! El ser podría oírlo y raudo iría a matarlo. No sabía que más hacer. Sudaba copiosamente, pero no podía controlarse. Incluso pensaba que en algún momento se haría del baño.
Un grito. Espeluznante como podía ser, erizó cada centímetro del cuerpo del joven. El sonido era amplificado de tal forma que no podía adivinar de donde provenía, así que echo a correr. Aún cuando ya era muy noche, su espíritu juguetón, espíritu que lé tenía metido en este problema, conocía bastante bien el lugar. Después de todo, seguido venía a jugar con sus amigos en esa zona tan boscosa. Todo era parte de la amistad entre los chicos del pueblo: era una de las mejores formas de establecer un lazo que los uniera de tantas y tan variadas formas. Y durante generaciones había sido de esa forma. Por ello los padres nunca se oponían a que sus hijos se adentraran en zonas ran profundas del bosque. Pero jamás se había visto criatura alguna que pudiera causar tanto terror. Solo una vez años atrás en que un asesinato causara conmoción en un pueblo tan pequeño, pero debido a que había sido cometido por gente foránea hacia otro de fuera había calmado las aguas y devuelto la confianza paulatinamente a los pueblerinos.
En las últimas semanas fue cuando iniciara el terror. El pequeño no comprendía muy bien: solo quería volver a casa. Sabía que algunos de sus amigos habían desaparecido y sus papás no le decían bien a que se debía. Y después de haber husmeado en aquellos recortes, se enteraba de que habían reaparecido, completamente destrozados. En la mayoría de los casos, con partes de su cuerpo desaparecidas y en algunos casos, se decía que parecía que se las hubieran arrancado a mordidas. Y por mucho que intentara pensar, la concentración se rompía rápidamente, dado el horror de que, en cualquier momento, fuera atrapado por la bestia.
Otro aullido. Se levanto el niño lo más rápido que pudo y echo a correr, ya habiendo perdido el conocimiento del lugar donde estaba, debido al miedo. No quería ver hacia atrás; solo quería salir de allí y no volver hasta que atraparan al monstruo.
Mientras caía al suelo con la pierna destrozada por el golpe que se acababa de asestar, en ese instante, comprendió que él tampoco volvería a ver a nadie. Y mientras lloraba de miedo y dolor, como en una imagen que lentamente te moviera, veía la garra gigantesca acercarse, seguro ya de que en unos días a él también le encontrarían destrozado

Honrando la promesa...

Honro la promesa que te hice, cuando la frase "Te amo"
 salio de mi corazón y se instituyo en mis labios.
Cuando mi mirada se poso en la tuya, ya había pasado un buen rato.
cero divagancias, nada de maltratos, mientras la razón me instruye
y, recordando cada instante, cada frase, evito el gran salto.

I honor the way in which you see the world
While you meet on certainty, stepwise.
You solve your problems; you do not see the past
While this one, in my form, chases you in your mind.
Trying, without achieving, that you roll over to meeting, trying it...
And nevertheless, the fill that I you cause provokes me,
It enervates me, deceives me. And continuing forward with my life
I think about you, seeing in my life that, Certainly...

Me quedo solo. esa era el riesgo cuando acepte,
al fragor de la promesa, la fiera batalla.
cerre los ojos y sin cesar entoné tu nombre
y me ví envuelto en la refriega mientras volaba.
una y otra vez la distracción me partía, mientras las heridas
de amor volcaban la sangra que sin fin, brotaba,
dura clemencia de la fiel partida que invoca la venturanza.

Now, in the ruins of the unmentionable thing
I prepare myself. Already I'm alone. Honoring my promise
And certainly I hide in the complaint
That returning to you makes the sight of the beatitude frightful.
Because I honor the memory of the promise that I did to you
And while I die one day simultaneously you shake of your recollections
My already vague effigy...

jueves, 24 de febrero de 2011

Petreal

In an instant everything is possible;
 The love is the pity of those things in the movement
 And nothing is compared to falling in love
 Unless he dies, this is the only solution, between the lances.
 The stony way has initiated his fight in the forests of insertion:
 It cannot be, I ask While I cross the universe
 Without understanding the movements and the pain.
 I touch, in my delirious agony, your non-existent face.
 Do not dream that it finished;
 This is the same thing again and again.
 But, while some conquer or are conquered,
 I am kept far from everything.
 Because this one is my destination, my reflection. My impression...

Del Blog de Eva Natasha...

"Words hurt more then anything else can, because they last, sometimes forever..." -Eva natasha.

Of my crop:

I sit it Mariana if I did something badly. I am sorry to love you very much, but I cannot avoid it. I am sorry about the bad moments, because we had good moments as friends, but I was not the guilty only one of the tragic end of the friendship strictly between ourselves. Because yes, one was giving a nice friendship, originally, strictly between ourselves.
 And I want that you know that I remember you very much. Every day. In the instant in which less it me waits for it. But I am satisfied because God gave to me the opportunity to know yourself, of the better thing that has happened to me in the life...

miércoles, 23 de febrero de 2011

Verónica

Soy una sombra al acecho de la mañana; me encanta pensarme de esa forma mientras permanezco erguido, tambaleante por el esfuerzo de no dormir durante la noche. Llevo dos días bajo agotador esfuerzo, pero bien valen la pena por verla de lejos. Aunque es la primera vez que la conozco he quedado prendado de ella como el pensamiento al alma. No puedo evitar pensar y he tratado de esforzarme en un intento vano por no dejar que la noche desaparezca, pero a sabiendas de que inexorablemente volverá la normalidad a mi vida, la tristeza, por primera vez en años azota mi alma consciente; el flujo de adrenalina en mi sangre se mezcla con la bilis de la furia naciente y la depresión de la melancolía, dando como resultado una mezcla que enciende y apaga mi mente de forma intermitente. La sensación, no desconocida, pero si enterrada hace una década, resurge furiosa, alimentada por la vanidad de la madrugada que se congela hasta el punto en que mi propio cuerpo transmite señales equivocadas a mi estomago, consciente de que esto no es tan bueno. Pero el sentimiento… el sentimiento. ¡Que bien se siente! Hacia tanto que no me sentía de esta forma. Renovado… completo.
Mientras me coloco parte de la ropa mi pensamiento vuelve a ella de manera tan inexorable que por un momento me cuesta trabajo pensar adecuadamente. Solo puedo regresar una y otra vez al momento clave de la noche anterior, cuando apareció a cuadro en tres cuartos, completa, plena. Y darme cuenta de que a ratos me veía me llenaba de gozo y de paranoia, a pesar de no saber nada de su condición… ¿cómo se llama? ¿Dónde vive? ¿es acaso una burla del destino tentándome con algo que jamás podré tener, para mantenerme con la motivación de la vida en aras de la esclavitud eterna? Porque gustoso pasaría una eternidad esclavizado con tal de volver a verla. De vencer mi timidez adquirida en años de dudosa vuelta al lodo primordial para poder esbozar una palabra siquiera en su presencia. De poder disfrutar, en algún momento, de su compañía.
Resuelvo los asuntos que en el día me competen y diezmo las atrocidades que en el camino empañan el desempeño de mis labores. Pero parte de mis sueños despiertos se dedican a esclarecer la visión de sus ojos, la forma de su cuerpo, su aroma. El sonido de su voz al saludar, entretenida con sus propias tareas. Volver a verla de lejos, sabiendo que no podré acercármele en mucho tiempo, por no saber ni tener remota idea de cómo hacer algo así.
Soy una sombra al acecho del mañana. Pero por primera vez en años, he tomado forma de hombre. De hombre libre. De amante despechado. De hijo; de Padre. Y me siento feliz por ello. Porque el gusto nace de la vista y se nutre del valor que uno le vaya dando al recuerdo. Al gusto. Al olfato. Y recordarla me da la fuerza que necesito día a día para vivir y sentirme pleno, a pesar de no saber nada de ella. De no conocerla. De saberme, tal vez, despreciado. De sentirme vivo, para ella y por ella. De ver pasar cada día en un mundo que se vuelve más y más interesante mientras la dulce candidez de su virtud camine por el y nos brinde el esplendor del sol en cada uno de sus actos, resolviendo cada disyuntiva con la delicadeza de su mirada y la infinita dulzura de su sonrisa…

martes, 22 de febrero de 2011

Camina como gigante lo que sueñes como enano...

MONICA: CAPÍTULO PRIMERO... EL FRESCO AROMA DE LOS RECUERDOS

El fresco viento de la noche agitaba mis sentidos, cuál si presintiera mis deseos más oscuros y se dispusiera a engullirme lentamente. Poco a poco me iba acercando a aquella feria que removía mis recuerdos y me obligaba a recordar escenas ya roídas en mi cabeza. La putrefacción de mis latidos aparecía para recordarme que, a pesar de todo, seguía siendo humano. ¡Malditos sentimientos! No me dejaban en paz. Solo quería olvidarla. Pero no podía. El embriagante aroma de su sexo me excitaba a cada paso, y la imaginaba, con sus raros cigarrillos entumiéndome el alma….
¡Cuanta variedad de luces multicolores! La vejez de mi alma se hacia patente. No lo disfrutaba. Los horrores de la niñez me mantenían atado a un sinfín de sensaciones, a las cuales en determinados momentos prefería ignorar abiertamente, seguro de que pasarían. De pronto, nuevas visiones: las sabanas pegadas al esbelto cuerpo que presenciaba, embotando mis sentidos, como si se tratara de un ritual sangriento de deseo carnal y de raciocinio espiritual. Solo esos viejos recuerdos. Solo ellos. Prendí un cigarro, y yo también me dispuse a intentar descubrir mis más hondos secretos. Y siempre volvían a ella. El suave aroma de su piel blanca; los pequeños y delgados vellitos rubios que cubrían cada centímetro de ese amado rostro, cubiertos por sudor. En verdad había sido una buena noche aquella. La gozaba, aún cuando ahora solo fuera un breve escozor en mi cabeza. Ya habían pasado dos años desde aquello, y me parecía que había sido ayer: mi papel en la vida era cumplido de manera sistemática, reflexionando sobre el gozo de sus besos. Pero sus ojos… sus ojos me dieron la estocada final.
Era como si me perdiera de nuevo en esos diez minutos tan intensos. Diez minutos… ¡caray! Sólo viéndola a los ojos. Un mundo nuevo aparecía ante mí. Una selva frondosa de sensaciones como cuchillos puntiagudos, afilándose en mi piel viva. Cientos de enigmáticas flores que yo jamás había visto, todas con pétalos adornados con su nombre. Intrínsecas mariposas volando a mi alrededor, confundiéndose con el entorno, revoloteando alegres, como burlándose de mi podredumbre mental. Caminaba por ese sendero descubierto embobado con aquella visión, hasta llegar, después de un caminar ligero, al centro de aquella estructura psicológica. Entonces veía ante mí el verdadero tesoro de su alma: su terrible soledad. Encadenada como si esperara al buitre que saciaría su hambre insaciable, para luego dar una vuelta en lo que cada órgano ficticio volvía a renacer, como si ese festín fuera todo en aquella enorme cavidad de su mirada. Pero no era soledad como la mía. No, esta era distinta. La disfrutaba a cada momento. Extasiado como estaba, era presa fácil de aquella orgía en mi mente. Entonces supe que era momento de salir de ahí, o me vería esclavizado para siempre en ese mortuorio y amoroso espectáculo…
Desperté de nuevo frente a la muchedumbre. Los niños con sonrisas que no compartían conmigo. Los caballitos, cuyas sonrisas bizarras contrastaban con la soledad de mi corazón. Decidido a escapar para siempre de mis cavilaciones, volvía sobre mis pasos, seguro de que jamás volvería a ver una feria mientras tuviera vida, caminando hacia la ramera infinita que me extendía los brazos, amorosa…

de Jack

Como esperaba, las pocas lámparas daban a la calle un aspecto feroz proporcionaban un haz de luz circular que iba degradándose conforme recorría unos cuantos milímetros de su fuente. Me parecía, en cada mirada, que descubría el secreto de cómo lograr en mis pinturas semejantes degradados naturales. El leve silbido del viento cobraba vida propia, a la espera del momento adecuado para atacar, apoyado por las sombras y sus formas inimaginables. Lo acompañaba el lejano ruido del agua que recorría los tubos de drenaje por debajo de mí. Caminaba poco a poco, y sentía claramente mi corazón a una velocidad anormal. El sudor copioso en mi cuerpo denotaba el gran esfuerzo por comportarme como un hombre y no salir corriendo, temeroso tal vez, de que el correr desatara la furia y la persecución de mis imaginarios vigilantes: monstruos sibilantes y asesinos creados por mi imaginación; aunque seguido ocurría que aquellos entes, que en noches, años o décadas anteriores, me asaltaran –y fueran responsables de quitarme esa sensación de seguridad que tenía desde que mi madre amorosamente me cantaba en la cuna- en mis sueños febriles tomaran la forma de esos monstruos silenciosos, y se volvieran más temibles y desesperantes.
La caminata era larga, pues esa era la calle que con mayor prontitud me llevaría a mi casa. Hacerlo de otra forma significaría dar tres vueltas por callejones más cortos pero igual de impredecibles, y el monto en tiempo superaba en ese trayecto unos quince minutos, que dados a mi imaginación significaban un tenue momento de vida o de muerte. Pasaba junto a tres cajas de madera enormes cuando escuche el primer sonido. En esos momentos tratas de convencerte de no mirar atrás, y en cambio se acelera el sentimiento de que debes correr antes de que te alcancen, y tu razón te grita, probablemente más espantada que tú, que te asegures de si te siguen. No lo hice. Trate de mantener la calma, aún cuando en instantes sentía mis piernas fallarme y detenerse, y seguí adelante. Los pequeños faros, giraban en torno a mí, como si quisieran que visualizara aquellos llamados “ojos de buey” que los policías londinenses utilizaban en aquella lejana época en sus rondines nocturnos, y que solo podían observarse como un punto casi inexistente, y a poca distancia. Imaginaba a mi admirado destripador salir de entre la maleza de lo abstracto, para asestar el temerario golpe que me despojaría de la vida. Pero más me lo imaginaba, en estos instantes, dándome la oportunidad, en mi agonía, de ser su primer víctima varón, mientras me desangraba y lo miraba desgarrar furiosamente mis genitales.
Al salir de estas imágenes aterradoras, me di cuenta de cuanto había caminado. Fue entonces que me atreví a voltear, con el segundo ruido. Pierdes la conciencia de que tan lejos se oyen esos sonidos, por el aumento del eco al no haber un alma más que tú. Me pareció allí, donde había observado aquellas cajas, ver a una persona parada, pero no pude resistirme más, y corrí, ansioso por llegar a casa. Pero la futilidad de aquella sombra tardaría meses en desvanecerse de mis sueños, no así de mis recuerdos, al parecerme increíble el haber escapado de mis propios miedos por un momento…

lunes, 21 de febrero de 2011

Aquel duro inicio...

Los golpes hacían mella en aquel cuerpo regordete y fornido, abatido por la cantidad de puñetazos y patadas que aquellos vándalos, superiores en número al desgraciado que se cruzaba en su camino en esos momentos, propinaban a este último. El joven a su lado, no tuvo tiempo de reaccionar, pero pasado el espasmo, su cuerpo comenzó a reaccionar, mostrando el nuevo horror para esos infelices. Debido al espacio de descanso que los pandilleros se daban para volver a tundir al gordo y esperando en esta nueva sacudida matar a aquel viejo enemigo de bandas, cuyo paso fortuito por aquel lugar no había pasado desapercibido para sus rivales, que aprovecharon para golpearlo por la espalda, no habían reparado en aquel jovencito que comenzaba ahora a transformarse ante sus ojos, dando paso a un nuevo horror.
Se habían topado con un hombre lobo. Había salido de su comunidad vampírica para visitar a un pariente no monstruo todavía, y cuya humanidad se encontraba en el piso. Su momentánea transmutación dio la ventaja que aquel monstruo necesitaba para acabar con todos ellos. Afortunadamente, la pandilla se había topado con un ser que no mataba, a diferencia de otros de su raza, cuya presencia aterrorizaba a mucha gente, aún sin que estos hicieran algo. En unos cuantos minutos todo había terminado: los cuerpos de aquellos infelices y pendencieros vívales estaban en el suelo, y aquel joven lobo, cuya edad se aproximaba a la esperada, en que su estirpe lo premiaría con la transformación final, levanto a su familiar, malherido pero vivo, y se alejo de aquel lugar maldito, por obligarlo a utilizar sus habilidades en público. Pocos metros mas adelante, soltó su carga, presa de fuertes dolores y con los ojos desencajados: una navaja, clavada en su corazón, por aquel que en vez de ver a su salvador, creyó ver a otro pandillero más, acababa de manera inesperada con el cuadro. Por última vez, aquel lobo humano maldecía ese lugar, mientras caía presa del último estertor de la señora de negro…

Nora Primera

Esa hermosa diosa de carne lo había anonadado lo suficiente para provocar el cómico infortunio. Una pequeña morena enfundada en una minifalda negra, que solo dejaba a la imaginación la apertura de la imaginación desbordada,como aquello que los hijos desean de los dioses, por ser un recuerdo del primer día incólume del amor que les espera, de torneadas piernas, cuyos tobillos se encontraban apresados por unos patines negros, que nada recordaban a aquellos patines de dos ejes, cuya estética era mucho más ligera que estos modelos de un eje. Su cabello negro, largo y lacio, cuya traza majestuosa llegaba casi a las rodillas, y que armonizaba con esos grandes ojos cafés obscuros, y cuyos labios pequeños y mentón delgado, que le daban una imponente presencia, y que rivalizaban con el pequeño cuello, tan frágil. Pero lo que lo había impresionado lo suficiente para estrellarse de improviso con aquel enorme tronco, dando como resultado una cortada superficial en la frente, fue la ombliguera de color blanco, que guardaba recelosa de sí aquellos pechos preciosos, que invitaban a tantos placeres prohibidos y que habrían provocado, seguramente, aún mas accidentes como el de ese momento. Atontado por el golpe, su mente se despejo de inmediato al ver a la voluptuosa joven, que lejos de irse, se encontraba a su lado, ofreciéndole la mano amistosamente, y con un dejo en su bello rostro, de preocupación por lo sucedido; era lógico, por lo menos para él que, sabedora de lo que alguien como ella pueda hacer en un hombre, se diera cuenta de lo sucedido, pues iba patinando muy cerca.
-¿Te sientes bien? Inquirió con un timbre de voz que enloqueció el corazón del joven tirado, cuyo pensamiento “de verdad es una diosa” dominaba desde hacía un rato en su cabeza, y oírla alecciono ese pensamiento, haciéndolo verdad completa. Todo tonto, respondió como pudo.
-Creo que sí.. De… de todos modos, así camino yo.
La respuesta, lejos de parecer idiota, como en realidad era, hizo alojar una sonrisa en la joven, que a el le pareció la gloria de la vida.
Ven, levántate fue la respuesta perdona, no fue mi intención molestarte contesto el golpeado chico, que parecía tan lleno de vida, tratando de ocultar el terrible dolor de cabeza que tenía por culpa del golpe, pero que ocultaba para no verse ridículo ante semejante presencia ensoñadora. Ella, después de ayudarlo a levantarse, hizo un ademán con la mano en señal de despedida, como si se conocieran, y se encamino presta a volver a su ocupación de momento...
La respuesta, lejos de parecer idiota, como en realidad era, hizo alojar una sonrisa en la joven, que a el le pareció la gloria de la vida.
La escena cambió drásticamente: un enorme camión tractor dio la vuelta intempestivamente en el momento en que ella bajaba la banqueta para seguir su recorrido normal. El joven del accidente anterior no tuvo tiempo de gritarle, o de correr para salvarla. Solo vio el manchón pasar donde unos segundos antes había una joven patinando. Algunas personas que habían visto las escenas pasadas, vieron con terror la pesadilla, esperando lo peor. Nada. El camionero no se dio jamás cuenta de lo sucedido, por lo que siguió su jornada como si nada. En la calle, no había rastro de la joven, no había sangre, no había indicio alguno de que hubiera una joven atropellada. Solo el chavo, en su búsqueda de la chica, se dio cuenta de que un zorro con una raya en medio de color plata corría de la escena, dejando atrás de su camino abandonados unos patines de un solo eje, y una ombliguera blanca como recuerdo de lo que fue en su momento...

sábado, 19 de febrero de 2011

Principio...

Me quede permanentemente en una época,
Instante congelado del tiempo
Por el cuál sufro, vivo y pienso de forma eterna
Y del que no me arrepiento.
¿tormento eterno?
Dualidad del Amor-Odio
¿Purgatorio por los pecados cometidos?
Excelsa virtud de lo prohibido
Oscura premonición de lo absoluto…
Mente oscura
Retablo de los inválidos…

viernes, 18 de febrero de 2011

Cotidiano

Tan embobado podía observarla a través de la ventanilla, agrupando meticulosamente los chalecos mientras pedía la nota que una hora antes se me había entregado. Con el cabello recogido, dejando caer como ondulantes recuerdos de mi niñez sus caireles, enlutados por la genética y la herencia, que permiten a las formas caprichosas del Sol reflejarse abiertamente.
Mientras me perdía en la oscuridad de sus ojos, incipientes diálogos con el cielo, regresé aturdido, debido a sus reclamos sobre si la estaba escuchando. Una pequeña arruga, dibujada en la zona izquierda de su nariz le daba un aspecto travieso y tierno. Quizá se diera cuenta de que me había embobado en ella mientras hacía su trabajo, y por el tono proferido a su solicitud, entre juguetona y diáfano, parecía haberle divertido un poco e intentaba reestablecer una reconexión conmigo, trayéndome de nuevo al mundo real que compartía, por lo menos unos instantes, con ella.
Intentaba ser seria, pero mi rostro desmadejado por la sorpresa, sin poder atinar a hilvanar una frase correcta -o probablemente el intenso color rojo que se había dibujado en mis mejillas- parecía provocar en ella una mueca, casi sonrisa, divertida.
Esa actitud me sereno un poco y me permitió contestar a su pregunta, mientras extendía la pequeña hojita amarilla, completamente arrugada, y preguntar de cuanto era mi adeudo, pues me había pasado del tiempo reglamentario y tendría que pagar una multa por ello. No me importaba; en ese momento la joven enfrente de mí merecía cualquier excusa para poder disfrutar, por lo menos unos instantes más, su compañía. Saqué un billete ya todo maltratado y, apenado, pues no tenía otro, lo extendí sobre el mostrador. Ella, ya vuelta de nuevo a su papel de servidora pública, lo recibió, me dio mi cambio y sin volver a mirarme, pronuncio mi nombre para que, al contestar, me devolviera mi credencial y pudiera asomarse y pedir que siguieran los siguientes clientes.
Y mientras comenzaba de nuevo mi trajinar en la cotidianeidad, me maldije por no haberle preguntado su nombre al lucero que ilumino, aunque sea, por unos momentos, el éxtasis de mi vida…

miércoles, 16 de febrero de 2011

Porque también las imágenes son poesía y algunas son parte de nuestra historia...

Tengo frío en el corazón

I have cold in my heart. And do not be how to warm up. Already I have wrapped up myself too much, with a scarf to the chest, which I have fixed with a knot, in order that it does not move. It hurts more than the cold in my hands and in my face, but ironically it keeps me more alert, more alive, for what I think that’s the excellent motivation. I don't know it. I don’t know anything. My conduct deteriorates, as the inherent rain in my soul, which, as voracious storm, advances across my history tearing everything into pieces to his step, included friends, family and dog; it's scares, because it’s a conduct that I had younger, when he was not understanding of any truths that the life had to teach myself - of fact, I believe that I do not understand it and I will never do it, because of it always I have belonged a bit different from the people-. trying to shut in myself, in my work, But it cools more my spirits.
There comes the hour of going out to eat and I decide, rare thing in these days, where it seems that they all take my decisions, in taking a bicycle as the first time in years. To give the return maybe clears up myself a moment and fresh ideas come to me. As I am advancing, every time to a more rapid speed, it seems that the weariness relaxes me. Maybe it was what i needed: to relax physically, since mentally I have not given one in a lot of time. And I center in the route in front of me and forget the rest.
The air strikes my face again and again. The legs begin to hurt me. I open the mouth too fast and the inclement air of the mentioned polar Arctic airs comes to me and I fill to the throat, cooling it and producing a searing pain to me. It is as if it was burning my neck and the saliva was not sufficient to refresh her a second. But it does not matter to me. And I realize, returning in this moment to the reality, of that a tear, the alone one, goes out of my right eye. I am happy, even if it is alone in a few minutes. And I submit squarely to this sensation, hot form in my heart that is growing and wrapping all my body. And I am happy, still when suddenly I am to the shores of the lake, with the right arm stained with blood and scraped totally.
I have cold in my heart. And i don't know how to warm it. I am wet, afflicted, bleeding and full of cold. And more this cold hurts that the pain that burns the body. Because I do not know like warm it ….

martes, 15 de febrero de 2011

Calcetines de colores

Parecía una niña pequeña ahí sentada, con sus piernas cruzadas y sus calcetines de líneas de colores. Y mientras una lágrima escapaba de sus ojos, bien pude darme cuenta de que ya no estaba hablando con una niña, sino son una mujer.
No sé por qué razón había llorado en primer lugar. Y no quise tocar el tema. Le hice la plática a esa promesa de cielo que significaba la chica, a lo que sonriente, olvidando momentáneamente cualesquiera que haya sido el asunto que la tenía triste, mientras inclinaba la cabeza de lado -me pareció una forma de darme la bienvenida- y seguía el hilo de la conversación iniciada. De cuando en cuando abría un poco más los ojos en dirección mía y me dedicaba una caída de parpados que me sonrojaba, me imagino, pues cada vez que lo hacía reía divertida, como si mi gesticulación fuera demasiado obvia. Intentaba, en algunas ocasiones, después de permanecer callado unos instantes, hilvanar algunas palabras con respecto a cualquier tema, para levantar el velo de silencio existente.
Ella, claridosa y complaciente, me contaba cosas ó simplemente respondía a mis preguntas con historias. Relatos cortos o largos, de simpleza excepcional o de complejidad deslumbrante; parecía que todo lo que tuviera que decirme, a pesar de su naturaleza casi infantil, fuera lo más importante en mucho tiempo. Pero ese caer de ojos que hacía cada vez que tocaba un tema diferente, era lo que me retaba, me provocaba, me instaba a dar lo mejor de mí para no quedarme atrás, como si fuera lo único mantener su atención centrada en mí.
Así paso mucho tiempo, tiempo que logré mantenerla concentrada en mí. Parecía tan despreocupada y, sin embargo, poseía tal conocimiento a pesar de la ternura de su edad, que no pude evitar esbozar una sonrisa, pensando en lo dicho de ese día por haber conocido a una pequeña con una bermuda chistosa, unos calcetines psicodélicos y una mirada que helaba mi existencia…

lunes, 14 de febrero de 2011

Cada día pienso en tí...

Every day I think about you
I do not worry if you hate.
The Sun in my chest demonstrates
That I am wrong. It was not the age.
And whatever happens,
This one is my fault. I cannot see it.
I will pay for the long time.
But I love you, and I will raise
A bad joke, that will be right
It's that only about you
And I imagine you every day
Before going to sleep and my first change.
it was you, it was you.
The same can write, it's stupid, Hi?
I don’t know even why I write this
But my heart guides me in weekend.
Loose my mind a little in a moment
And i reborn with singular trading
A material for other, that’s the pact,
Will remain until you arrives…

Por el día, me imagino...

Te amo Mariana... con todo mi ser. Me duele mucho que todo haya terminado de la forma en que sucedio... no saber jamás si en verdad pude tener una oportunidad... no saber nada de tí... no poder verte, probablemente nunca más... saber que eres feliz con otro, sin que yo pueda hacer nada... Solo quedarme con la opción de vivir en el pasado para poder verte, oirte... imaginarte... pero, de corazón, te deseo lo mejor, que te la pases muy bien y, que de verdad, seas muy feliz...  yo sigo cambiando, con la esperanza, aún latente en mí, de poder ser un hombre nuevo y diferente. Y digno de que Dios escuche sus ruegos y le permita, alguna vez, volverte a ver. Mientras eso pasa, cuidate mucho y diviertete. Y si nunca nos volvemos a ver, enterate de que fuiste lo mejor que ha pasado en mi vida insulsa y aburrida; me enseñaste tantas cosas, que ya no puedo dejar de tener como parteaguas el día en que, por primera vez, me dijiste compañero... te amo mucho. I love you so much...
And while there continues being blood in my veins I will support you there, as an essential part in my life... thanks for everithing. Thank you Mariana...

A veces...


A veces me detengo en la periferia de los embarcaderos de Chapultepec. Entre las rocas de la cascada artificial me escabullo, sentándome a la sombra de algún pequeño árbol en el lugar y comienzo a observar el movimiento del lago, del bosque, de la gente, pensando en ti. Es como un ejercicio: esa es la idea. El gran plan. No olvidarte y, rememorándote, recordar en el proceso los momentos en que pude convivir contigo y no puedo evitar pensar en que no existía el tiempo mientras estuviste cerca de mí. Que no envejecí en esos instantes, pequeños en el tapiz del tiempo, pero grandes en el móvil de las cosas inmortales.
Y cierro los ojos y comienzo a imaginarte. Lúcida. Esplendorosa. Como te he idealizado desde hace tanto tiempo en el lienzo que es mi mente. Me doy cuenta de que yo aprendí de ti y no al revés, y de que te debo un gran favor y mi vida, pues el breve murmullo que fue tu paso por esta empresa de la que yo también me voy, me devolvió la energía y la esperanza perdidas hace ya bastante tiempo. Y me voy porque ya no soporto la levedad de verme allí y a ti no; de pensar en que nuestro encuentro premeditado por Dios solo era una cruel cuenta regresiva hacia la nada a donde te volviste. De la monotonía de saber que tengo que seguir porque necesito el dinero, sin optar por seguir a mi corazón y ser lo que nunca pude de joven: un espíritu libre completamente, sin ataduras.
A veces me sorprendo caminando a tu lado, sin que existas más que en mi imaginación: siendo una quimera de mis elucubraciones pérfidas, solitarias, de la razón inexistente de quererte y amarte más que a nada. de la interminable agonía que significa el no poder oír de ninguna forma tu voz, de cumplir el capricho de no verte jamás. De morir un poco cada día viviendo con el sentimiento tan patético y tener solo que imaginarme tu andar por el mundo, tan distante del mundo en que yo he vivido casi dos años, traspasando puertas imaginarias para poder escapar, aunque sea solo un momento, del dolor creado en mi cabeza.
A veces le doy la vuelta al lago en ambas direcciones, imaginando que voy a comer y que vas conmigo, tomada del brazo. Que vamos platicando y que me permites hacerte enojar. Que juegas conmigo el juego que nos hizo reír tanto y que soy tu cómplice. Que te divierto. Que me sonríes y que por unos instantes, eres mía y de nadie más, y que soy tuyo, aunque yo todo el tiempo lo soy.
A veces me voy a remar un poco, tratando de recordar las ocasiones en que estuviste conmigo arriba de una lancha. Las conversaciones; las reflexiones sobre los temas que te preocupaban y las charlas sobre tu vida tan singular. Los eventos que me marcaban en ese momento o simples diálogos sobre temas sencillos y que pasarían de largo en nuestro inconsciente.
A veces me siento en los barandales de cualquier muelle y escribo un poco sobre ti. Sobre mí. Sobre cualquier otra cosa, pero eres tú, motor sensible de mi disfunción psicosocial, el que mueve mi pluma a tal velocidad, marcando para siempre el rumbo de mi vida…

sábado, 12 de febrero de 2011

Transición

En el sonido de mi silencio, él te acompaña,
Entrometiéndose, suspirando.
Meciendo en sus brazos al futuro Que llora desconsolado
Porque no te encuentra por ningún lado.
Entonces sacándose un cigarrillo ya roto,
Apenas lo suficiente para darle algunas bocanadas
Mientras dejas que el humo juguetee en tu boca,
Maldices la presente compañía y el deseo de que estuvieras aquí
Y no quedando nada más que el recuerdo de lo que fue y será,
Doy un trago enorme de saliva, me meto las manos a los bolsillos
Debido al intenso frío que siento aún, cuando hace mucho calor.
Frío debido al miedo. Al terror de estar tan solo. De no amarte.
De no tener cerca el dulce aroma de tu esencia, de tu presencia.
La sensibilidad recien adquirida me despedaza. Me desquicia
Y no puedo más que esperar que las recientes noticias del mundo
Me calmen. Pero sabemos que no es así.
El mundo ya no gira más alrededor de las palanganas
Que manifiestas de poder sublevan su labia y provocan su caída.
Gira alrededor tuyo. Y no se detendrá hasta provocar
Mi final caída. Hasta mostrarme que no soy nada sin ti.
God doesn’t make the world this way… we do.
And we do mad and stupid things. -Sorry if my English is not the right,
I do not know write in this language, but it seems to me to be
the most citable to express, together with my native language-
Continuing with what i was saying,
The fear is my more terrifyng aspect, in this moment…
Criyng. Feeling. With mi ruined heart.
And doesn’t matter, again, and again... and again.
only i write in this way, because i not have another choice,
because mi mind forces me to do things....
while do this i remember you. and i love you.
in every way. in every form that is given and travel on this world.
in every form that remember me your smile. your eyes.
your look fills of promises not started to me.
of promises of destiny given against me...
I give him a tender kiss, across the cheeks of the past
and i prepare to go in your search, but I detain in the end.
i cannot. my promise keep me away from you.
then i disposed to end mi own life
sure of that. God will bless me
and will allow me to see you there,
to the end of your life. maybe not stay at your side,
but probably, to greet yourself if it will allow me.
i hope so. while that happens, only i say you...
I love you so much...

Mi amor...

“He descubierto la razón de mi existencia” dice Florentino Ariza a su madre, a propósito de El Amor en los tiempos del Cólera de Gabriel García Marques. Y no puedo estar más en acuerdo con él.
Porqué aquí, dentro de este cuerpo avejentado yo también descubrí el mío hace poco y le he rendido pleitesía eterna. Mi amor arde de fiebre del trópico, delata una mancha voraz que amenaza con tragarse mi cordura; mi amor hiede de dulzura y explota cuál tormenta frenética, con ningún objetivo y todos al mismo tiempo. Mi amor insulta las buenas costumbres, por cuanto nos merecemos ninguna oportunidad de redención, pues lastima. Hiere. Educa. Consiente. Mi amor es puro. Y es mío nada más, para formarlo, para esculpirlo y darle la forma de la amada en cuanto la vislumbre cruzando la puerta de casa.
Mi amor me domina; me entretiene. Se deja querer por el soliloquio cantado a él cada mañana, al amanecer de mi tesitura matutina. Permite que deje escapar una suave tonada de vida o de muerte, según el humor con que se encuentre aderezado en ese momento.
Tiene un aroma delicioso a mar; el ambiente tropical que hace que se deleite mi vista, yendo con el vaivén de las olas, mientras bailo, con mi Angel, al compás de un trío serpenteante. Mi amor se resiste a morir, y mejora su armadura con el paso de los meses. Se fortalece. Se nutre y crece y crece. Se pone en forma y no permite la entrada a extraños. Se recrudece su obstinación por vivir a día su vibrar. Me hace quererla buscar. Salir al paso de lo que siento y gritarlo a los cuatro vientos, para enaltecer su nombre y hacerlo inmortal. Separarla de los mortales y brindarle la longevidad de otros nombres que en el tiempo brindan por su propia historia de amor: Florentino y Fermina. Cleopatra y Marco Antonio. Paris y Helena de Troya. Pero el suyo crece solo, sin la compañía del mío, porque así esta destinado a ser. Y no importando eso, he decidido encumbrarlo sin par, pues su destino es florecer y ser símbolo inequívoco de inspiración para otros espectadores: los corazones rotos, los no correspondidos. Para que ellos, al toque de las trompetas del juicio final, se levanten y reclamen su lugar con las quimeras y valquirias de mundos olvidados, que no por ser par terminen en trinidad malévola.
Mi amor tiene estridencia. Licencia para hacer daño. Y no dejar que se recupere la tierra donde toque la destrucción por venir. Para que solo la naturaleza florezca y permita la irrupción de un breve instante, donde solo yo pueda entrar y colocar, con mis propias manos un monumento a su bravura. A su sencillez.
Mi amor enloquece al tiempo. Violenta las reglas y desafia a los dioses. Los insulta. Les reclama. Les reta. Porque eso puedo hacer por ella. Por este sentimiento: retar a lo más alto con tal de lograr mi propósito de venerar su nombre por siempre. Mi amor, incluso, recupera recuerdos perdidos, y crea los suyos, tan irreales como tranquilos. Me inventa palabras nuevas, mundos imaginarios donde pueda pasar una tarde con la dueña de tal honor. Me hace sufrir, porque me deja tocarla un momento, y luego la aleja, a tal velocidad, que un movimiento mío la lleva a mundos de mí. Me desgasta hasta que no puedo más conmigo, y luego comienza de nuevo, una y otra vez, el juego, que me da alicientes para respirar y servirle no futílmente. Me hace expresar palabras en otros idiomas, para luego blasfemar contra los Dioses del pasado y verlos convertirse en cenizas.
Mi amor es un libro abierto: hereje plegaria que enaltece todos mis sentidos hasta volverlos estrellas de vigor. Contiene todos y cada uno de los secretos del universo, pero no me permite tocarlos… ni verlos. Me frustra de dolor e impotencia al no poder accesar a su inmenso poder, y me deja varado como un simple mortal en la tierra.
Les molesta tanto mi Amor, por que no lo comprender, que hacen hasta lo imposible por pisotearlo, por arrollarlo, para que no se levante, sin saber que con ello lo fortalecen. Lo hacen más poderoso. Lo recrean una y otra vez, porque cada vez que le escupen, me escupen a mí y si algo he aprendido en estas décadas de supervivencia, es que lo que no te mata te hace más fuerte. Y lo que no ha podido matar mi Amor, hasta este momento, lo íra haciendo cada vez más longevo hasta volverlo inmortal.
Pero mi amor es, ante todo, sagrado. La joya más reluciente de las tres que con orgullo he llevado a lo largo de mi vida. La más brillante. La más siniestra. La que más oscuridad ha impregnado en mi alma vil, transformándola en algo más. Convirtiéndome en un nuevo Dios. En un demonio. En renacimiento y cenizas. En dolor. En Amor…

viernes, 11 de febrero de 2011

Bailando contigo...

Me quitas el aliento. Voy detrás de ti, a cada paso, cuidándote. Observándote, mientras desatas toda tu alegría y sonríes. Te mueves alegremente al compás de las notas de la salsa; sola, brillando intensamente, mientras te conviertes en el centro de las miradas: en el objetivo de los reflectores.
Te desplazas con tal soltura que me hipnotizas por el resto de la pieza. No puedo dejar de mirarte. Las personas que vienen contigo aplauden, mientras tu cabeza va de un lado a otro y forjas la cadencia de tu cuerpo al ritmo que te enloquece.
Y me grabo cada detalle de ti: tu cabello lacio y largo, de una tonalidad negra absoluta, brillando con formas cambiantes, mientras la luz juega con ella; tus ojos miel, que mantienes cerrados para disfrutar aún más del éxtasis que te da el ser tan feliz. Tu sonrisa plena, majestuosa. Tu rostro moreno, limpio de maquillaje.
Y tu alegría me contagia. Quiero bailar contigo, pero no sé como acercarme a ti, soy muy tímido. Además, debes venir con tu pareja: encuentro casi inconcebible que te encuentres sola, destacando como lo haces con tanta intensidad. No sé ni siquiera por qué razón estas danzando sola, con tanta gente a tu alrededor.
Entonces pienso que quizá tanta es tu libertad y tus ganas de vivir, que lo demuestras de una forma: siendo auténtica. Muy tú.
Y yo voy con el tiempo desfasado, porque detengo mi memoria en cada instante de tu baile, cargando al límite mi mirada. Te sostengo. Te detengo y así permanece mi alma, un minuto detrás de ti.
Y rejuvenezco. Tengo tu edad. Tus reflejos. Soy de nuevo un hombre observando a su musa. Abres mil puertas en mi corazón, con estos instantes que tengo para adorarte, antes de que la fiesta termine y vuelvas a tu origen y yo al mío.
No me dejas. En cuanto entro al trance inducido que es tu baile, reparas en mi presencia y con un dedo, de forma juguetona, me llamas. Me invitas a unirme a ti. A tu juego. Al ritmo que en ese momento entona tu corazón dentro del mío. Y antes de que me eches de menos, me controlas, me reanimas, me revives maniatado por la intensidad de tus sentidos. ¿Me animaré? ¿Lo intentaré? Mientras pienso en ello a una velocidad vertiginosa, me encuentro con que me has tomado de la mano y estas allí, ¡Conmigo!
Respiro el aroma de tu dulce esencia y me enloquece el momento. Me veo, de pronto, siguiéndote el paso, cuando siempre me he visto con dos pies izquierdos. Y sin embargo, lo estoy disfrutando al máximo. Me tomas de las manos, me haces darte una vuelta, hasta quedar abrazándote yo a ti, y sigues bailando, te sueltas de una mano y das un giro hasta quedar de frente a mí. Y entonces llega el momento más sublime…
Me sonríes.
Y eso es todo. No necesito de más para quedar rendido a ti, a tus pies, listo para seguir por toda la vida el baile; que el momento tan feliz nunca acabe.
Y como se trata de una de esas piezas que dura mucho tiempo, mi gozo se vuelve infinito, cuando dentro de la cadencia de tu cuerpo, me has conquistado…

Me dijeron que me besaste...

Me dicen que alguna vez me diste un beso
Estando totalmente embriagado.
Atontado, indefenso… sin salida.
Lo peor es que no lo recuerdo. No me consta
Más que por la cuenta de testigos.
Y me enardece saber que el momento más importante
De quizá toda mi existencia
Me lo perdí, por tonto. Que no puedo recordar:
Que me mata el sentimiento.
Y aunque nunca sabré la verdad
Porque la verdad se fue contigo
Cuando partiste a un futuro en el que yo
No estoy ni remotamente incluido,
Dejándome solamente conjeturas.
Mi amor por ti crece mayor en cada momento,
En cada instante que tu efigie me asalta,
Que en cada pensamiento existes plena,
Hermosa, con la calidez que te he reconocido
Sin ser tú el monstruo que fuiste
Ni yo el monstruo que dijeron era,
Y renaciendo la esperanza ya tan lejana
De que algún día te pudiera volver a ver.
Por lo tanto mi estrategia será distinta.
Esta vez haré caso a mi corazón
Y dejaré a un lado mi intelecto
Arriesgándome a un desprecio aún mayor de tu parte
Y te diré, esta vez en control total
De mis capacidades mentales y motrices
Que te amo, con toda mi alma
Y esperar solamente que mi amor
Finalmente pueda llegar a la puerta
Tan fortificada de tu alma
Y veas, por un momento febril, ácido,
Al hombre que seré y no el que fui.
Y que te sientas orgullosa
De la clase de sentimiento
Que despertaste en mí y de lo que yo podré lograr
Teniéndote a mi lado en cada trazo,
En cada lienzo. En cada brote de inspiración furiosa
con cada explosión de memoria
Que posea de tu sonrisa. De tu mirada.
De tu espíritu indomable;
Para que descubras que en tu corazón
Fui tan importante en tu vida, aunque fuera
Solo por un instante y que me olvidaste
Porque tal vez en ese momento me lo merecía,
Para que en el futuro yo sea quien dicte
Las palabras que lleguen a tu corazón
Y al de miles de personas.
Y que cada vez que un enamorado conquiste
Al amor de su vida
Sea con las palabras con las que yo jamás
Pude conquistarte…

jueves, 10 de febrero de 2011

Nueva vida

Enciendo un cigarrillo
Levemente. Despacio.
El gotear de tu sangre en el pavimento
Me excita
Y mientras me masturbo
Puedo verte a los ojos
Riendo.
                                     Riendo.
Ya me has dejado hace rato
y, sin embargo sigues allí.
No te mueves
                                    Supongo que ya muerta
No soportas mi mirada
Y es por eso que te la sostengo.
Firme.
Precisa.
Escandalosa.
He acabado y me levanto los pantalones
Ironía desquiciada
                                      Soberbia.
Gula de ti.
Te cortaré en pedazos
Y me comeré un poco a la vez
Cuando tenga hambre
                                    Cuando sienta amor.
Cuando tu helado cuerpo
Me soporte
Y pueda verte a los ojos
                                 De nuevo.
Sonriendo.
Riendote
Mientras te marchitas
Y el fetido aroma de tu descomposición
Me baña
Y me entusiasma
                         De nuevo.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Renacimiento

El Amor no es para mí.
Lo comprendo ahora
Mientras pisoteo mi orgullo herido.
Mientras lascero la herida de nuevo.
Me cierro al mundo
Y me tiro al alcohol,
¡Mujerzuela de mil rostros
Aturdecedores!
Cienaga fría que te condena
Al rídiculo
Profetizandote la verdad
Mientras estés en el piso
Lamentandote de tu busqueda
Infructuosa.
Recorres con la mirada los cuerpos
En agonía, retorciendose
Mientras estas estático
Sin vida.
Y el mundo te muestra su rostro
Impávido
Silencioso
Ensangrentado
Matas al gato
Solo para ver como se pierde el tiempo
Y te diluyes en la eternidad.
Ya terminaste de atorar la soga.
Solo necesitas tirar de la silla
Para callarte nuevamente.

De tu nombre en las aceras (II)

Pienso en ti conforme las gotas de lluvia van pisando cada huella que deshacen, hasta dejar en el puro recuerdo tus pensamientos, pensamientos que no has logrado tener de mí, porque te estoy olvidando y, esa falta de concentración me inhibe a teclear las palabras adecuadas, frente al monitor de mi memoria; hoy es un día frío, e intento taparme lo más posible frente a la inmensidad de la mujer que me habla en susurros, mirando a un costado de ella por si la arrastran por las calles que le dan forma, mientras fuma un cigarrillo encendido y colorea la inmensidad de su cielo; esto es, por supuesto porque no me encuentro en casa… estoy en un hotel, lejos de ti. Y más cerca, porque miento en cada palabra, porque no quiero estar ya contigo, pero algo me empuja a buscarte en cada piedra, en cada guarnición, en cada aliento que la masa informe me evoca. En cada respingo de bondad y en cada mirada de maldad. En la búsqueda imperfecta de algo que no quiere ser encontrado y en la acusación de algo que no quiere ser buscado. Así tú, que te instalaste, tan cómoda, mientras las oleadas comenzaban a llegar de distintos puntos, en una época en que mi crisis final se acercaba lentamente. En una época en que tú también tenías tus propios problemas estallándote, una y otra vez, mientras luchabas heroica, justo como llamabas a tu padre. Creo que eso lo heredo de ti, sabia merced del entendimiento que nos hace soñar con grandes alturas aunque no tengamos pies. Y comienzo, trémulo, a escribir sobre el papel sin vida una historia que revivirá las palabras y las dotara de inteligencia, la suficiente para que ellas vayan descubriendo su camino hacia ti. Y leo perdidamente enamorado de algo que ya no quiero, epigramas de Ernesto Cardenal, intentando resolver el rompecabezas que es mi memoria, por cuanto ha intentado resarcirse, pero no ha podido entremezclarse con la podredumbre que es mi alma. Mi alma: objeto que ya, a veces, siento no me es de utilidad. Pero por alguna razón no se despega de mí. Me obliga a sufrirte. A llorarte, mientras, esplendorosa, te muestras en los más íntimos secretos de tu rostro: pupilas dilatadas, sonrisa nerviosa, inclinando la cabeza en señal de atención e interés.
Me prepararé una taza de café. Hirviente como la ira. Dulce como al amor. Oscuro como la prisa que llevo en mi interior, tropezando una y otra vez. Sorbo a sorbo, mirando por la ventana, antigua, pero remodelada, como si quisieran cambiarle su personalidad, ahora mismo es testigo silencioso de mis pensamientos abiertos, de mis meditaciones habladas. El balcón, pequeño pero confortante da entrada a una vista espectacular, pero conocida desde niño. Y la gigantesca plancha que se abre ante mí, desnuda, solo me muestra parte de su enfermiza prognosis. La secunda el incesante, vehemente, sisear del viento, hasta que llega, tímida primero, luego gritando por todo el orbe su dolor y despecho. Me acosa, me obliga a mirarte de frente, a través del vidrio. Me regaña y me muestra en cada nube la desazón de tu desprecio. Y del mío hacia ti. Pero no impide que vuelva a estallar, esta vez como un pequeño respiro que recorre mis pies cansados por el ejercicio, hasta cubrir completamente, con un hálito calido e indoloro, el total de mi juventud, solo para terminar en la exhalación de tu nombre en mis labios. Y tratando de sobrellevar la furia de la naturaleza aunada a la iracunda tempestad de mi mente, vuelvo a intentar recordar, una y otra vez el sonido que despierta tu nombre en mi interior, respingado paraíso de serpenteantes alucinaciones traídas desde mundos lejanos como el edén del que me hablaban mis padres de bebe. Y renace en mí la esperanza que había muerto hace meses. Curioso que la tormenta de afuera desquiciara mi entorno y lo preparara para tu renacimiento tan fortuito. Supongo que es el destino, mientras me termino mi taza y tomo mi chamarra, listo para seguir la plática allá afuera, en el mundo real…

martes, 8 de febrero de 2011

De tu nombre en las aceras (I)

¿Cuan terribles deben ser las manifestaciones de nuestro pasado oculto, por cuanto puedan venir a provocarnos insomnio, solo para atormentarnos? Pues así me siento. Las alucinaciones en mi cabeza han durado varios días. Él intenta salir de allí para provocar desastres. ¿y si lo dejo salir a jugar un rato? Sé que causará destrozos, pero no tengo ni idea de cuanto me podría costar descansar un momento y que él tome mi lugar…
El colapso en mi cabeza comienza… ya tengo algunas semanas con esto pensamientos rondando mi imaginación, arrullándome con entonadas melodías de Apocalipsis; retándome a mantenerme cuerdo, mientras su recuerdo me taladra el alma una y otra vez. Ya no sé si te quiero en realidad. Los momentos que por tanto tiempo he atesorado comienzan a verse borrosos, mientras los fotogramas que componen mi historia comienzan a reorganizarse.
Me detengo un momento en algunas fotografías viejas, mientras, tumbado en el sillón, hago consciencia de cuanto me ha costado no tenerte y de qué tan fácil ha sido perderte entre vías disolutos de desamor y penalidades, entre banalidades y pensamientos elaborados que me permitan acercarte más a mí, mientras me rechazas continuamente en mis sueños y huyes despavorida del monstruo en que me he convertido. Decido, después de un rato, salir al mundo con una pluma y una pequeña libreta e ir anotando lo que vaya surgiendo del onírico deseo de ser una quimera en la expresión más pura de mi amor por ti, del cuál, por primera vez en meses, he dudado.
Las calles empedradas del centro histórico de mi ciudad, calles que me vieron caminar de la mano de tantas mujeres antes que tú; llenas de tanta historia compartida de tanta gente, mezcladas con los sinsabores y las lágrimas que he dejado en cada una por los fantasmas de mi pasado, me dejan un duro sabor metálico en los labios. Mis ojos repasan una y otra vez los miles de cambios que algunas aceras han sufrido, mientras algunos edificios dan paso a otros nuevos, deformando el rostro antiguo del viejo y reemplazándolo con algo nuevo, no sé si más ad-hoc a esta era, pero sí mas enfermizo, en mi opinión. Saboreo cada textura vieja y me aterro de cada grieta tapada y de cada acabado moderno. Siento que están estrangulando la historia de mi vida en esos lugares, como si de mí dependiera que la gran ciudad dejará en algún momento de crecer a este ritmo y pudiera volver a ser lo que era antes, cuando yo apenas era un niño.
Y todo te rememora. Te celebra. Te disfruta. Cada recuerdo que voy perdiendo, en tanto mi memoria me traicione yendo a ti; dejándome abandonado a mitad de la jornada, atraída por tu fulgor. Trayéndome miseria al dejarme solo, sin nada…

lunes, 7 de febrero de 2011

En este espacio...

En este espacio siempre deberás estar tú.
No rompes mi corazón al estar presente,
Aún cuando solo es en mis sueños.
Siempre viva, hermosa… sonriente,
Como te recuerdo.
Por que ¡Oh sí!, te recuerdo.
El sonido de tu voz, tus gestos.
La recia mirada que para mí es de ensueño.
Y las recias lágrimas que escapan de mí rostro
No son más que entendimiento de lo cruel
Que ha sido el destino contigo.
Porque… ¿Qué podría pedirle al destino
Que me merezca, cuando he sido tan atroz?
Antes al contrario, me castigo mostrándote
En la línea del cielo de mi vida
Para ver aquello a lo que no puedo aspirar…

En este espacio siempre deberás estar tú
Porque ese, ese es tu destino.
No importa que ya te hayas ido,
No importa la densidad de la distancia
Entre tu mirada y mi albedrío.
Nada importa, más que el recuerdo
Que taladre por siempre, castigo engendrado
De querer vivir, allí, a tu lado,
Aunque sea por un breve instante,
Antes de dejarme llevar por la incesante marea
Que representa el vivir sin ti.

De pronto pasan años,
Tanto tiempo durante el cuál no hice nada
Por buscarte, por llamar al quicio de tu puerta.
Y sin embargo vives tan intensamente allí,
En ese oscuro lado ciego de mi entendimiento
Que has terminado por establecer tu nido
Y esperar allí, paciente, la llegada
De alguien que pueda liberarte.
Yo lo he intentado durante tanto tiempo,
Que desconozco como sacrificarme.
No puedo matarme para que seas libre.
No sé como hacerlo. Pero lo he intentado.
Créelo… créelo.
Perdóname. Ya estoy divagando de nuevo
Sentado bajo la intensa nevada de tu desprecio,
Viéndote desde afuera de tu ventana,
Mientras descansas en el viejo sillón
Y buscas el descanso de tu alma.

Por favor, no te molestes.
Es que siempre ocuparás este, tu espacio.
Un espacio que no te pertenece
Y que sin embargo existe allí, para cuando lo necesites.
Donde puedes jugar tranquilamente como cuando eras niña,
Al lado de tus grandes héroes. Al lado de Rita.
Donde puedes ser feliz sin proponértelo
Y donde nadie te haría más daño
Porque el lugar ha sido esterilizado
Aún de mi propia presencia.
Un lugar totalmente vestido de blanco.
Un lugar vasto, como el Palacio de la memoria
Que te tiene como reina,
Resguardado por la flameante Rafaela.
Donde me ha sido prohibido estar un tiempo
En lo que se destruye mi presencia.
Donde por fin, descansarás en paz…