lunes, 21 de febrero de 2011

Aquel duro inicio...

Los golpes hacían mella en aquel cuerpo regordete y fornido, abatido por la cantidad de puñetazos y patadas que aquellos vándalos, superiores en número al desgraciado que se cruzaba en su camino en esos momentos, propinaban a este último. El joven a su lado, no tuvo tiempo de reaccionar, pero pasado el espasmo, su cuerpo comenzó a reaccionar, mostrando el nuevo horror para esos infelices. Debido al espacio de descanso que los pandilleros se daban para volver a tundir al gordo y esperando en esta nueva sacudida matar a aquel viejo enemigo de bandas, cuyo paso fortuito por aquel lugar no había pasado desapercibido para sus rivales, que aprovecharon para golpearlo por la espalda, no habían reparado en aquel jovencito que comenzaba ahora a transformarse ante sus ojos, dando paso a un nuevo horror.
Se habían topado con un hombre lobo. Había salido de su comunidad vampírica para visitar a un pariente no monstruo todavía, y cuya humanidad se encontraba en el piso. Su momentánea transmutación dio la ventaja que aquel monstruo necesitaba para acabar con todos ellos. Afortunadamente, la pandilla se había topado con un ser que no mataba, a diferencia de otros de su raza, cuya presencia aterrorizaba a mucha gente, aún sin que estos hicieran algo. En unos cuantos minutos todo había terminado: los cuerpos de aquellos infelices y pendencieros vívales estaban en el suelo, y aquel joven lobo, cuya edad se aproximaba a la esperada, en que su estirpe lo premiaría con la transformación final, levanto a su familiar, malherido pero vivo, y se alejo de aquel lugar maldito, por obligarlo a utilizar sus habilidades en público. Pocos metros mas adelante, soltó su carga, presa de fuertes dolores y con los ojos desencajados: una navaja, clavada en su corazón, por aquel que en vez de ver a su salvador, creyó ver a otro pandillero más, acababa de manera inesperada con el cuadro. Por última vez, aquel lobo humano maldecía ese lugar, mientras caía presa del último estertor de la señora de negro…

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