domingo, 18 de septiembre de 2011

carta al aire...

Comienzo a extrañarte de nuevo. Todos dicen que no es posible que después de tanto tiempo en que no te he visto siquiera, mucho menos saber de ti, pueda tener algo llamado amor. No lo sé. De pronto me veo envuelto en memorias, las pocas que tengo, de instantes breves que compartimos. Creo que fueron solo dos meses o más de nuestra amistad. Y ni siquiera están llenos los huecos de esos momentos, más los pocos que tengo me son suficientes para extrañarte tanto.
Hay quienes dicen que solo es una obsesión. ¡obsesión de qué? ¿de buscarte? si ni siquiera me he tomado la molestia de buscarte; ¿de tenerte? Si nunca te tuve. Nunca fuiste mía en ningún aspecto y nunca ocupe un espacio en tu cabeza, según todos, porque jamás pensabas en mí. Aunque se dice que me diste, alguna vez, estando yo completamente ebrio, un beso. ¿obsesión de tenerte? Si he cumplido mi promesa de no buscarte y de no ser un estorbo. Obsesión, ciertamente, es una idea tenaz de la cabeza. Pues allí estas solamente. Y ni siquiera eres lo que yo soñara. Solo eres una serie de recuerdos. Pero, ¿por qué me estrujo cada vez que te sueño? ¿cada vez que tu voz resuena en mí, cada vez que te imagino sonreír y verme. O que frunzas el seño en un gesto de niña pequeña? ¿Por qué te deseo lo mejor y prefiero sufrir a desearte mal, a pesar de todo el daño que me causaste y que te causé?
La realidad es que yo pienso que es amor. Pero como los demás saben más acerca de mí; como todos me conocen mejor que yo, como todos CREEN que son mejores que yo, por el solo hecho de que no tengo un control exacto de mis sentimientos, pues todos dicen que no es amor. Todos pueden cuestionarme con preguntas de cosas que ni yo sé, pero no pueden sentir lo que yo siento. Por eso hace tiempo enterré mi corazón. Por eso.
Hace tiempo quise arreglar las cosas. Solo saber que pasó. Con el tiempo he comprendido que jamás tendré la verdad y me duele mucho, porque de todas las cosas que jamás sabre, esta es la única que me importa de verdad. Cuando escondí mi corazón lejos de mí, soluciones solo de manera temporal la cuestión de no saber nada de ti. Pero solo es eso: una solución temporal. El oneirismo que me persigue día a día, complicando mi existencia con situaciones que no compiten con la vida real hace que cada instante sea aún más largo todavía. Triste. Pero real, a final de cuentas.
Me haces falta. Esa es la realidad. Contigo, en nuestra efímera etapa de amistad, me sentí pleno, como hacía más de una década que no lo sentía con mujer alguna. Y siempre lo dije. Y como objeto inalcanzable de mi amor, fuiste demasiado; te transfiguraste en algo que va más allá de mis sueños más locos. Y aunque ahora ese hueco donde debiera estar -metafóricamente- mi corazón- ha estado muy bien, ya siento que ese objeto se quiere desatar. Pero tengo miedo de que lo haga y descubra que sigue intacto todo el sentimiento que, digan lo que digan, es amor. ¿Qué haré cuando llegue el momento? ¿de que me servirás, si jamás volveré a verte?….

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