martes, 12 de febrero de 2019

Memorias mundiales

Sientes el aire pasar a través de tu cabello, y sonríes mientras respiras, pausada y tranquilamente. Posan tus ojos en la férrea estructura, evocando recuerdos de un futuro que no existe, porque tú misma lo construyes, y sin pensarlo sonríes, porque para eso fuiste creada: para ser feliz.Evocas figuras imaginarias de caballos, mientras la delgada línea que separa cada comisura de tus labios esboza una tenue pero delgada sonrisa. Es maravilloso verte, y pensar: eterna pendiente de pecado debe uno atravesar, para poder pagar por la delicia de un solo momento. Tú solo observas, detenidamente, mientras una persona pasa frente a la imagen que tú deshilachas cuidadosamente, mientras toman su café dos personas que están en vecindad con tu figura.
Yo camino por entre la vereda muerta de mis sensaciones, escuchando cada latido hasta encontrar el sereno dolor de mis propios lamentos. Guardo en un bolsillo mi esperanza, pues mas tarde podría perderla, y perderme a mí en un río sangriento de malaventuranza. Me sorprendo llorando por cada hermano que ha caído, y no me explico como es que he permanecido vivo, mientras mis enemigos me han dejado aquí, donde el tiempo se detiene y retrocede. Y extraño el hedor desnudo de mi embriaguez mental, pervertido por tantas muertes ajenas.
Es así, como decido vivir en cada segundo, en cada instante, como me has enseñado, sin volver a cada paso: sin reflexionar sobre lo sucedido, pero cuidando mi espalda de los errores del pasado; sin meter la nariz en recoveco equivocado, para sonreírle a la vida que me cede el paso y me abriga del frío…

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