sábado, 19 de julio de 2014

Locura...

Afuera empezaba a oscurecer...  La lluvia no me impedía verlos adentro. A punto de besarse. Y mi ira crecía. Ella era mía y de nadie más. El tendría que pagar por mancillar la belleza pura de Isabela. Aunque... aunque había algo más. Estos celos que crecían, ¡Yo debía estar allí, tocandola, besandola! Mas no importaba. Por ahora, solo miraría mientras terminaba de elaborar un plan de como detenerlo. Lo único que no esperaba era que terminaran en la cama. No, eso no...
Ya no pude controlarme. Sus labios chocaron contra los de ella, mientras comenzaban a desvestirse. ¡Lo harían! Y no podía hacer nada por evitarlo.... No... si podía. Mientras estaban ocupados corrí entre las sombras y el ruido de la lluvia me ayudaría a ocultar el sonido de las ganzuas abriendo la puerta trasera, la que conectaba a la cocina con el patio interior. Conocía perfectamente la casa de Isabela. Después de todo, ¿cuantas veces no estuve allí, ofreciéndole alivio, siendo su incondicional, solo para verme relegado al papel de "mejor amigo"? Ya no más.
Caminaba a hurtadillas, pero hubiera de igual forma correr y saltar, pues estaban tan concentrados en la pasión que los desbordaba que ni cuenta se hubieran dado de mi presencia. ¿Que estaba haciendo? Esta furia crecía poco a poco. Me los imaginaba retozando... celebrando un amor que tendria que haber sido mio y de ella solamente... este intruso... solo tenía una semana de conocerlo... ¡Una semana! ¿Que clase de mujer me haría eso a mi? ¿Por que me lastimaba de esa forma? ¿Porque pensaba en lastimarlos de esa manera? Y sin embargo nada me detenía. Seguía aquí. Y fue en este punto que mi cabeza estallo. Solo veía todo como en una especie de sueño. Y lo ví todo. Ni siquiera tome consciencia de cuando tomé el cuchillo. Pero pude atestiguar en donde terminaría enterrado. Sobre todo al ver el rostro de ella; cómo sus ojos se abrían mientras mi brazo iba ya en dirección a la parte izquierda de sus espalda. Rumbo a su corazón. Sentía la textura del cuchillo. Su acabado. Todo pasaba en cámara lenta. La piel humana estan suave. Lo supe en cuanto el objeto penetró dentro de él. Murió al instante, mientras ella comenzaba a gritar, a llevarse las manos al rostro. Pero dentro de esa visión mi ira se transformo en un profundo horror cuando de la nada el cuchillo volvió a aparecer para cortarle el cuello de un solo tajo. Ya sus ojos, totalmente abiertos, mostraban gran sorpresa, mientras hilillos interminables de sangre comenzaban a brotar de su boca y nariz y comenzaba a sufrir los estertores de la temprana muerte; mientras intentaba, desesperadamente y sin éxito jalar aire. Ya no había conexión entre sus pulmones y su boca. Ya la carótida estaba en dos. Fue entonces cuando volteo a verme, mientras las palabras "¿Porque? ¿Por qué no me amaste a mi? salían sin control de mi boca. Y yo, encerrado dentro de mi mismo, lloraba por el horror que estaba desatando, Ahora solo era el espectador de algo mucho más grande y al parecer sería testigo de la muerte de mi amor y de los siguientes pasos que mi nuevo yo daría...

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