domingo, 20 de julio de 2014

Que lástima, León... que lástima...

Hoy no tengo ganas de escribir ni al viento ni a la mujer amada
Ni en el momento, ni en la hora, ni en el instante atroz
Pues en este rió de sensaciones el Amor se vuelve diáfano, feroz
Pues en algún momento de mi vida dije que te añoraba.

Es entonces cuando pasan los recuerdos de la memoria alada
Y por ella van siniestras, las memorias de aquella niñez precoz.
Tras la pérdida gente de cuyas almas pudiera ser portavoz,
Se encuentra la virtud perdida de mi juventud pasada.

Ya fuera en ventanas que den hacia esta vieja calle abandonada,
Ya sea en los suspiros que mi corazón emita en forma sovoz,
Ya cuanto por las empedradas memorias emitiera a cada alfoz,

Mi alma siempre te dirá que de ti, se encuentra enamorada.

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