miércoles, 22 de agosto de 2012

Semana uno...



Jack y su acompañante llegaban por fin a las llamadas “Puertas del Infierno”. Su acalorada discusión hacia unas semanas y su reto de llegar desde su Estambul hasta este sombrío y desierto lugar rendía por fin su primario fruto.
—Mira nada más… valió la pena, ¿no?
—¿Bromeas? Nos ha costado una pequeña fortuna. Lo menos es que pudiéramos llegar a buen puerto Jackie…
—A mi que me importa el dinero que nos hayamos gastado… ¿cumplimos el reto, no? Tu jefe se va a poner furioso porque te fuiste sin avisar…
—¿Furioso? Que va… ni siquiera creo que esté enojado… al contrario… se va a alegrar….
—¿De que hablas mujer? No te…
Jack tuvo a bien interrumpir su dialogo… a lo lejos lo alcanzó a notar… algo estaba saliendo de las puertas… una llaga purulenta e incandescente… algo con una forma humana… e iba hacia ellos…. Antes de que pudiera siquiera decir a su amiga que corrieran, se sintió apresado… era ella quein le hablaba…
—¿Ves Jackie, fresca sabandija? Viene a saludarte… prepárate a conocer su tierno abrazo…

jueves, 26 de julio de 2012

¿De que raza viene la locura?...


¿De que raza viene la locura? ¿Que clase de universo vomita una criatura de semejante forje? Porque yo lo he visto caminar. Semejante monstruo de naturaleza diabolica, sujeto a una ira interior que no habia visto jamás en criatura alguna. Y miren que este mundo es gobernado por tres razas autoctonas y una híbrida….
Me tome un descanso, como habitualmente lo hacía a esa hora de la noche. El parque tenía una vida nocturna bastante populosa: niños gritando mientras sus madres cotejaban los últimos chismes de la colonia. Cafes llenos de jovenes deseosos por parecer intelectuales e impresionar así a sus novias. Y enfrente de todos, a la vista pero completamente ignorado, olvidado, el callejoncito de los sapos. Llamado así, no por otra cosa, sino por una banda de maleantes apodados así, que habían hecho suya la cerrada desde hacía mucho, asaltaban solo a aquellos incautos que no tomaban su precaución al pasar por enfrente. Respetaban y dejaban en paz el resto del vecindario, a cambio de un silencioso pacto con los demás habitantes. Pero esa tregua había sido rota apenas unos días atras, cuando, desesperados por no tener suficente droga y bajo la influencia de la que ya se habían inyectado, asaltaron la tienda de los Gonzalez, un pequeño supermercado que fue presa fácil. No hubo heridos ni muertos, solo el susto, pero también la certeza de que los ataques serían más y más cercanos en cada ocasión. Y eso afecto rapidamente la tranquilidad del barrio.
Yo estaba pasandomela tranquilo sentado en un pequeño banco con formas vegetales de piedra. No tenía respaldo y estaba tallado en una pieza, pero no necesitaba nada más que estar sentado y descansar. El trabajo había sido pesado ese día y antes de llegar a casa a enfrentarme con otro tipo de labores, como cuidar a mis hijos, preparar la cena con mi mujer y cualquier asunto que me quitara la oportunidad de tomar un pequeño receso, decidí sentarme. Quince minutos bastarían para que pudiera sentirme más relajado y nadie me extrañaría en ese lapso de tiempo. La banca que elegí estaba justo enfrente del callejon de los sapos. Y aunque me desagrado la idea de ver que alguien fuera atracado, pudo más el deseo de descansar un rato. Nunca me imagine ser testigo de aquello.
Como a los diez minutos, poco antes de que se cumpliera el tiempo validado y me levantara a seguir el camino a casa ví a aquel joven. Vamos, era completamente normal y no hubiera llamado mi atención de no ser porque caminaba justo enfrente del callejon. Quise gritarle que no lo hiciera, que viniera hacia mí, pero eso me hubiera causado problemas seguramente pues alcance a ver de reojo a los malandrines que ya le habían puesto el ojo. Y dado que sabemos quienes son y donde viven, es lógico pensar que ellos también pueden ubicarnos perfectamente, así que decidí callar. Así que lo deje seguir su camino. Y cuando hubo caminado hasta quedar justo enfrente del callejon, varios pares de brazos salieron de la oscuridad para agarrarlo y llevarlo hacia dentro del lugar, donde podrían asaltarlo a gusto. Dado que era un pequeño callejon rodeado de tres altísimos edificios, tanto a los lados como en la calle detrás, y por la hora del día, casi todo el día una tenebrosa y densa oscuridad se cernia sobre él, de allí que fuera el lugar perfecto para esos criminales. Dadas pues las circunstancias, me debatí entre irme o por lo menos esperar que huyeran a otro lado a repartir el botin y esperar por si el muchacho necesitaba ayuda. Abstraído en esos pensamientos oí el primer grito, pensando en que el chico ya estuviera siendo presa de la violencia de estos tipos, que se hubiera negado, sin saber, porque yo jamás lo habia visto en la zona, como tenía que ser el protocolo para no salir lastimado, y que o se estuviera llevando una severa golpiza o que incluso estuviera siendo atacado ya con algun arma de filo o algún tubo o bat.
Pero no nadamás fue un grito. Algunas personas se acercaron debido a los ya varios gritos que emanaban del callejon, siempre con cautela, ya con la curiosidad a flor de piel. Fue entonces cuando lo vimos volar. Uno de los malandros salia disparado por los aires. Iba totalmente ensangrentado, pero lo suficientemente alerta como para emitir un grito de terror que hizo que se me enchinara la piel. Por fortuna en el juego de fierro donde cayo no habia niños o hubiera sido una tragedia, pues el vuelo, la velocidad y su peso destrozaron el juego. Algunos corrieron a ver al muchacho, quien ya estaba muerto de cualquier forma. Otros, como yo, solo observabamos el terrible espectaculo. Mientras algunos de los sapos huían despavoridos, una horranda criatura como de dos metros y medio salía de las penumbras, demasiado ágil para el volumen de su cuerpo, tanto en la irreal estatura como en las gigantescas medidas de sus musculos y la exagerada forma y tamaño de la cabeza, a todas luces desproporcionada al cuerpo. Una cabezota provista de una gran hilera de dientes, que cubrían la boca, como si fuera una especie de dinosaurio. Sus ojos de pupila Blanca y lo demas en negro le daban un aspecto más aterrador. No supe si era humano, pero de partes de la ropa era demasiado obvio que eso era aquel chico a quien esperaba. Su transformación debió haber tomado por sorpresa a los truhanes que eran presa fácil.
Fue alcanzando a algunos de salto en salto, aventándolos a la mitad de la calle, como juntandolos. A otros, los que fueran más lejos, simplemente les aventaba lo que tuviera a la mano, no importando si se tratara de cosas muy pesadas, simplemente imposibles de cargar para un humano normal. Y no, no era ni licantropo ni vampiro, pues yo a lo largo de mi vida conocí a algunos y nada se asemejaba a este monstruo que sabía era humano en su origen… que yo supiera ninguna raza era así y aún los licantropos, que se transformaban en su adolescencia, no sufrían tan brutal y deformadora conversion física. Lo que depués vería me atormentaria por siempre, testigo de hechos que no volvería a ver de Nuevo. La gente huía despavorida, otros se escondían o buscaban refugio. Veía algunos celulares tomando fotos y videos que seguramente saldrían movidos  no darían cuenta real de la criatura. Yo me encontraba en una posición inimaginable, justo enfrente de toda la acción. Y me encontraba paralizado de miedo. ¡Menuda carga, yo que solo iba a tomarme un pequeño descanso! ¡Estaba viendo una auténtica masacre a manos de algo que no podría calificar como perteneciente a ninguna de las razas que habitaban el mundo. Y fue allí, en el trajinar de mis pensamientos en contra de los gritos en mi interior, que me vio a los ojos. Allí estaba él, frente de mí, como esperando un ataque, mientras yo daba cuenta de mis últimos instantes sobre la tierra. Tan frágil, tan débil, no duraría nada en contra de semejante leviatan. Una fuerza de la naturaleza contra un simple humano. Y sin embargo no hizo nada. Solo me miro con sus oscuros ojos y sus dos hileras de dientes, respirando fuertemente como si se tratara de un toro o algun animal así. Un Dios furioso, así lo catalogaría en ese momento.
No supe cuanto tiempo duramos el y yo sin movernos. Lo que quedaba de los delincuentes estaba regado por todos lados. Había acabado su labor. Y aunque con toda seguridad le gritaría asesino en cuanto no me viera, al final de cuentas un asustadizo y cobarde humano, en ese momento comprendía que él solo actuaba en defensa propia. Pude ver en sus ojos un dolor infinito, que me tocaba. Que llenaba, de alguna manera, mi alma y la aplacaba. Sentía empatía con él. Aunque eso termino de confirmarse cuando dejo escapar, con una voz cavernosa y profunda, hipnótica, una sencilla pero esclarecedora frase en forma de pregunta:
-       ¿Por qué no me dejan en paz?...
Acto seguido se irguio de forma completa, lo que permitio observar en plenitud su gigantesca estatura. Una mole de musculos y una deformidad en la cabeza que lo convertían, seguramente, en un paria entre su raza, fuese esta la que fuese. Volteo hacia todos lados. La gente se asomaba estupefacta de todos lados. En todos los edificios habia mirones. En verdad era la primera vez que se veía a alguien así y seguramente se hablaría durante mucho tiempo del monstruo. De la bestia. Nunca supe porque nadie hablo a la policía. Quiero suponer que nadie lo considero, como yo, un riesgo a la integridad del barrio. Simplemente nadie llamo y eso le permitio huír de ese lugar aunque a primera vista no parecia ni siquiera preocuparle pues continuo su camino bien hubo acabado su ataque de rabia. Y mientras sufria una transformación hacia el joven que originalmente había visto ser presa de aquellos que Ahora estaban muertos, tuve el presentimiento de que aquello no era más que el inicio de algo muy grande y de que, al final, todos nos veíamos involucrados…

miércoles, 18 de julio de 2012

Incoherencias


Sobra decir que te extraño como extraño profundamente ver el mar. Lejano. Rencoroso. Así te extraño. Buscando el más leve sonido de mi perdido corazón desalentado. Caray. Apenas comencé y ya estoy llorando. No importa. Sigo buscando. Quizá, si te encuentro diluida en la estación del metro, entre la lluvia recortada y el vaho de los cientos de almas regresando a su hogar producto del ajetreo banal que a diario hacemos, quizá. solo quizá, te encuentre. Y me quedaré, entonces, mudo. no tendré las palabras precisas para escupirte a la cara. Para maldecirte. Porque te extraño tanto, que me hincaré de hinojos y maldeciré mi suerte, mi falta de carácter. Tu probablemente me observes con esos profundos ojos color miel y me dirijas, estudiada, la mejor de tus miradas de desprecio. Será porque apenas y me recuerdas. Solo soy una tenue mancha en el historial de tu vida, mientras que tú fuiste un parteaguas terrible, perfecto, en la mía. Y esa acción de verme, que sólo durará unos cuantos segundos, será la suficiente para volver a marcarme, mientras que para ti solo fui alguien más que iba a subirse al tren.
¿Sabes? alguna vez paso algo similar y contrario a la vez -te lo cuento porque en realidad no tiene nada que ver- cuando una chica me sonrió, ella subida al vagón, yo, esperando a alguien probablemente, porque ahora que lo pienso no puedo elucubrar como fue que la deje ir en ese tren en vez de aventurarme detrás de esa sonrisa que me regalo sin que yo le pidiera nada. Ahora tú sacudes mis sentimientos más profundos para lanzarlos al vacío. me pisas, me hieres, sin conseguir la feliz venganza que estabas segura lograrías en esa hazaña. ¿para que humillarme más? No lo sé. A lo mejor el destello de los momentos tan vívidos en los que pudimos haber participado y que se fueron diluyendo por disputas sin sentido y malentendidos memorables, aparte de las habladurías insensatas que nos condenaron para siempre al fracaso tanto como amigos y que destruyeron para siempre la oportunidad de algo más, algo en lo que siempre tendré duda, pues la fatalidad de los acontecimientos no me permitirá saber si pude haber logrado algo con el tiempo, por mucho que tú digas que no iba a ser jamás.
Ya tiene rato que te fuiste. Cuando llegó él. Lo tomaste del brazo y coqueta le plantaste tu beso más dulce. Me imagino los celos corriendo detrás tuyo, pues las sensaciones de las que fui presa dan a mención posterior de lo inconmensurable de las blasfemias profanadas. terribles en verdad asaltaron mis mejillas hasta encenderlas profusamente. hasta me mordí, bestia de mí. Si dijera que jamás había sentido esto mentiría… pero jamás lo sentí con esta intensidad. Vivaces momentos de lucidez acompañados de súbitas explosiones de furia que solo pude controlar irascible, inquieto.
Sobra decir que te extraño como extraño profusamente aquellas caminatas solo en el viejo parque de la vereda, junto a la cascada de san Ignacio; lento trajinar de mis vaivenes. Suave litigio de mis enfados. Extraño nuestras pocas, profundas pláticas. Como fruncías el ceño. Como reías descontrolada, inclinando la cabeza mientras cerrabas los ojos. Extraño tus poses de niña y tus intentos de madurez que, como los míos, fracasaban absolutamente. Extraño ese único atardecer que compartiste conmigo y nuestras charlas sobre libros. Que desgracia no poder hacer otra cosa que recordarlas hasta memorizarlas profundamente. y al mismo tiempo, que fortuna. Porque la memoria, intento vano de mi alma por enriquecer las experiencias que me atañen, nunca se queda mucho tiempo y sin embargo, tú te has instalado tan dentro que me es imposible no rememorarte en la delgada línea de mi discernimiento; y me siento tan a gusto que me he instalado allí, en ese llano, esperando a que vayas a visitarme y me cuentes historias imaginarias…

martes, 17 de julio de 2012

Pensamiento sabrá Dios que número...

Cierro los ojos cuando te recuerdo, fantasma itinerante de mis inocuos desvelos... y los cierro mientras te beso inerme, inaudita. Y mientras me arrola tu mirada no puedo evitar pensar que esto es lo más cerca que estaré del cielo en toda mi vida..

lunes, 18 de junio de 2012

Erotico_Primera parte...


Observo con lujuria incesante cada uno de tus movimientos, al mismo tiempo que con uno de tus dedos me indicas que vaya a ti. No dudo ni un instante. Esa sonrisa que me derrite cuando se combina con una mirada profunda, determinada, me ha robado la voluntad desde hace tiempo. Y mientras me siento a un lado de la cama, de forma felina te mueves en ella para rodearme, para llegar a mí. Es tu territorio. Yo solo soy libre hasta donde tu quieras, hasta donde me dejes, como cuando de niños intentamos desesperadamente liberarnos del yugo materno, solo para descubrir que somos totalmente dependientes por cuanto nuestra libertad se alimente precisamente de ello.
Lentamente te vas descubriendo… en cada acercamiento, en cada jugueteo. Tus ojos no dejan de verme, mientras te muerdes a ratos los labios, despertando en mi un placer solo movido por mi alma, que te quiere. El espasmo que me provocas es tan dulce, que quisiera no acabara jamás el escarceo. Que esta escena durara mucho tiempo. Me supongo entonces, tonto, por no querer seguir adelante y probar toda la miel que te supone ser tan hermosa. Tan sensual y desecho de inmediato esa idea de la cabeza. Entonces vuelvo a ti, que sigues retozando, poniendo todos tus sentidos al máximo. Traveseas alegremente con mi libido. Levantas mis sentidos a su tope. Me parece tan irreal. Es como una droga que lentamente me arranca de la realidad y me instala en un paraíso donde estas tú solamente conmigo.
Entonces acabas el juego. Me besas. Lentamente. Quitando una a una las capas de la cordura que me envuelve. El primer beso es tímido. Delimitas tu territorio. Entonces, uno por uno, van subiendo de intensidad, mientras bajas de la cama y te sientas en mí, moviendo lenta y rítmicamente tu cuerpo, hasta que mi sexo esta completamente alerta, pidiendo tu cuerpo. Me tomas del rostro y los siguientes besos ya son salvajes. Ya no hay límites. Solo te dejaste llevar, como siempre, haciendo lo que quieres, llevando por delante. Y yo, por supuesto, encantado. Te desvisto desprovisto de equidad alguna, mientras beso tus pechos firmes y huelo tu piel, que me intoxica aún más, sudorosa. Hemos perdido el pudor. Ya no interesa, ¿quien sería tan estúpido para fijarse o detenerse a preguntarse eso en una situación así? Gimes abandonada al placer y eso me excita aún más. Ahora tú eres mía. Ahora yo puedo hacer lo que desee con tu complacencia absoluta. Me costo perder mi alma pero no me importa. Te tengo. Te amo solo a ti. Tú eres mi absoluta perdición y yo me dejo llevar, cerrando mis ojos e imaginando que el mundo se vuelve más pequeño a medida que me adentro en tu memoria táctil. Paso a paso te vuelves yo y yo me vuelvo tú, sin que ello signifique mayor perdida que la de saber que nos prestamos a un momento superior a nosotros, en donde los sentidos muestran su mayor valor.
Ya llegamos tan lejos que no puedo sino terminar con lo que comenzaste tú al provocarme así, sabiendo lo frágil que era ante ti. Te colocas bocabajo, completamente excitada y yo te penetro, besando tu cabello y cuello. Cada gemido tuyo me provoca un placer indescriptible. El tiempo se estira. Se hace seminterno, palpable, dulce. Así duramos… ¿Por cuánto? No lo sé ni me interesa. Solo nos llevamos al éxtasis perenne. Incesante. Todo mi cuerpo esta exhausto. Dolido. Pero mi corazón esta radiante, como si lo hubiera pulido con tu cuerpo. Como si lo hubiera llenado de la energía de tu alma. Como si se estuviera -en una transformación como si fuera tu corazón y no el mío- perdiendo….

domingo, 27 de mayo de 2012

Celebración (Segunda parte)

Comienzas a descender. Jamás te hubiera vuelto a ver tan hermosa,
porque caminar a tu lado fue lo mejor que me ha pasado. Me enseñoreo. Por un instante fui también un Dios.
Y obtuve, aunque fuera por un tiempo muy corto, el amor que siempre quise.
Es entonces cuando me veo por fin, arrodillado. Dolido. Exhausto.

Estas ahora a mi lado. Trémula. Divina. Me miras con esos hermosos ojos
conteniendo todo el dolor del universo. Tiernos ojos de color miel. Mis
terribles ojos bonitos. Y te hincas a mi lado. Y entonces, sin esperarlo….
Me abrazas.

Y es en ese abrazo donde se funden tu dolor y el mío,
vago espejismo de valor incalculable. Se desvanece toda mi rabia
por ser yo quien te dejará ir, sin siquiera gritarte algo cuando me abandonabas…

Ahora no siento tu odio. Solo atisbo a proporcionarte una última vez
el inmenso amor que te tengo. Que te tendré todavía. Que te tuve.
Y decido, por vez primera, sentido infamante del viacrucis inerme,
darte lo que tanto deseabas: tu libertad. El sol comienza a salir. Es ya de día.

Acaricias mi barbilla con tus manos, antes de tomar firmemente mi rostro
y darme un tierno beso. Callado. Solemne. Estoy por sorpresa tomado
y no puedo más que responderte poniendo todo lo que queda de mí en un solo acto.
Te levantas y esbozas una sonrisa. Frunces el ceño divertida y te vas.

Ahora el mundo es otro. Ya no hay más oscuridad. Me dispongo a partir yo también.
Mi mundo de ensueño esta de pie. Ha sobrevivido una y otra vez, pero
en esta ocasión es distinto. Esta vez se ha mantenido sano. Hermoso.
Me allegro. Nunca puede acabar bien el asunto, pero esta ocasión vivo
y me dispongo a partir con el corazón entero y el alma, más que nunca, viva...

viernes, 25 de mayo de 2012

Celebración (Primera parte)

Paso con la lentitud que mi pluma al evocarte provoca.
Recuerdo tu esencia, cálido desliz de lo que en mí aún queda;
se niebla mi vista, mi soledad evoca, tu ausencia duele y mata
y aún así veme, de pie, entero, preparando mis maletas y renovando sueños.

A veces me levanto distraído y termino en el Palacio de mi Memoria
donde te instalaras hace tiempo ya. Señorial. Magnificente. Diosa.
No quieres irte para burlarte de mí. Te preocupas por dejar tu huella
y mientras levanto mi duelo, utilizo mi poca fuerza para no amarte.

Vacía queda la instancia de tu arrojo, cruenta mujer, obligado enigma
por quien dejé ilusiones, amigos, vastas oportunidades de vida y un sueño atroz.

Ya quedaron atrás los sueños mozos. Ya no me responde mi cuerpo al mismo calor.
Debil. Sí, débil, pero firme en mi propósito. Así me levanto de nuevo una y otra
y otra vez, por cuanto te mantengas en tu idea de no permitirme ser mi dueño.

Ahora puedo verte. Elevada por los aires, dominando todo a tu paso
y me dispongo a enfrentarte con el mismo candor con el que decido olvidarte.
Entonces abro la mochila que he traído conmigo y te combato con recuerdos.
recuerdos buenos o malos. Grandes ondanadas de memorias fluídas
que salen con recia calidez de mi alma muerta por no tenerte.
Mi corazón se sale junto con tu viva voz. La de cómplice. La de enamorada.
Y se descubre inócuo. Virgen. Vacía en el breve andar en que se posó tu mirada.

Y tú… tú solo observas. Meditabunda. Ni un solo rastro de aquella pasión
se observa en tu ahora esteril rostro. No hay compasión ni piedad. Ni arrojo
mientras mantienes tu volar igual de inexpresivo. Y entonces sucede.
Toco el instante en que me conociste; lo que según me contaste, sentiste.
Y por fin veo que tu rostro se agrieta por el renovado sentido...

martes, 22 de mayo de 2012

Poema en caos ó te propongo...

Yo te propongo volver sobre mis pasos
con la intención de retroceder el tiempo
y en el instante en que te conocí, verte a los ojos
y hacer de cuenta, que no hay marcha atras.

Hacerte sonreír. Verte llorar. Ya no perderme más
en distracciones inútiles y seguir tu vida al pie de letra.
Coleccionar. Atesorar todos esos momentos a la de ya.
Sentirme como siempre el más afortunado de tenerte.

Yo te propongo que si vuelvo a ese instante
solo me observes hacer mi mejor esfuerzo.
que te diviertas, como cuando eras muy pequeña
y tu padre te llevaba al parque. Cuando sólo podías
sonreír.

Que me dejes conquistarte como lo he hecho
aunque esta vez, será más lento. Más idealizado.
Porque solo he escogido este tiempo para amarte
y hacerlo sin dejar huecos, sin abandonar espacios.

Te propongo que te abandones al amor, sin pensar.
Que me permitas hacerte cielo y Diosa. solo pensarte
y que mi vida este consagrada a tí por completo.
Así no perderíamos más el tiempo y este sería para nosotros.

Bailar al compas del vals eterno con Aire de Bach de ejemplo.
tomar tu talle y en el solitario Salón hacerte brillar.
Perdernos en la solemnidad del entorno, que se haga eterno
para, de esta forma, el ambiente romántico del mundo notar

Te propongo no estar juntos todo el tiempo
pero que en cada espacio que compartamos
el deseo, el cariño, se presenten en fiera amistad.
que guíen el entendimiento de toda una vida.

Y que no te desvanezcas al termino del día. Que
el parsimonioso espasmo de tu pensamiento
se detenga un rato. Solo lo suficiente para que vuelva
sobre mis pasos,retroceda el tiempo y seamos humanos...

domingo, 13 de mayo de 2012

Nora Tercera...

Diosa de esplendor, amor y furia; de fabulosa realeza en tu mirada,
Ve la soledad que en mi ser se encierra, desde que te ví, y en el fondo,
Aquel corazón comenzó a latir apresuradamente en la enramada,
Pues se había topado con la dama de sus locos desvaríos y sueños rotos.
Así siguió por años, y no descanso jamás, esperando ver a aquella mujer.
Pero la viva voz de la adolescencia, elixir que toma a los niños por sorpresa,
Y los transforma en hombres había retornado, y la paciencia divina muerte
Transmitió su palabra de sabiduría, y se aquieto su pasión, siendo plasmada.
Por varias generaciones, Amor toco a su puerta infinitas ocasiones, desbocada.
Dio tal vuelco a su corazón el sentir tal emoción en el ser de soledad, obscuro
Y generó tal resuello, que aún podía sentir a su amada: a aquella gentil esencia
Que había trastornado su mente, y provocado diferentes sentimientos:
Su mujer ideal estaba allí, frente a él
sonriendo.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Incompleto I...

Mientras las crueles espinas laceraban sin consideración mi carne, me motivaba pensando en que cualquier cosa valía la pena tan sólo por verla. Dificultad tras dificultad, son peldaños en la larga escalera que llevaba a mi meta... tú. Por ese pensamiento todo lo demás valía la pena. Y nada más importaba. Ni siquiera el pequeño hombrecito que a un lado del rocoso sendero miraba divertido mi desquiciada travesía. Con él allí, parecía que todo iba a comenzar ahora...

domingo, 19 de febrero de 2012

Oprobio

Suave clamor que por bien circunscribes
La tenue fragancia de las poliformes sustancias
Que, proscrito en la oscura y fatal desgracia
Suscitas en el mundo. Dolor e inconstancia.

Cuando el primero, el Único, sostenga este mundo
Con la negra nube del destino y deshaga
La palidez de mi amor con la sutil esencia
De la maldad que el devenir prepara.

¡Extiendanse las mareas de la lunatica presencia
De aquel que es todo y en su soledad es nada!
Atiendan al llamado de las mil profetas
Que, como ninfas, suscitan en mis oídos la instancia.

Caminando por la trémula esencia de mi coro,
Observo ante mí, la gran muralla
Señal de la atenta avenencia de la falta
Que en mis sonidos, cruel desvario… te evada…

Onírico

Las calles me vuelven a recibir, tímidas, crédulas.
Sonrío llevándome conmigo los viejos recuerdos
Mientras la enhebrada silueta de lo eterno
Me golpea y desmaya.

Dócil, inocuo. La silente sombra me ha perseguido
Hasta estos, nuestros buenos días,
Mezclando las memorias viejas con la nueva
Adhesión de la melodía, cayendo como escarcha.

Es entonces cuando me ocupo de mí y de los míos
Y llevándome la tenue vibración de lo absurdo
Comienzo la balada de aquellos amores que me envolvieron
Y a los que les debo todo… y nada.

Me besa en la frente su propio silencio. Temo llorar
Y desatar en los sueños los cálidos encuentros
De nuestros romances, viajes no encontrados
Ni el trajín del devenir diario a mis propias metas.

El concreto me sitúa en la realidad. Que el devaneo
Me desnude y me enfrente en tu contra. Ser tu enemigo.
Odiarte por estar en cada banco, en cada parque
Del lugar que alguna vez llame mío.

Así, pues, te veo emerger de la nada, antes de ascender.
Llorar en tus mil ojos. Morir en cada día
Al mismo tiempo que en mi cruenta oración,
Ruegue por mil muertes que se den en la orilla.

Delineo la suave silueta que deja en mí tu mirada.
Crecí bajo el auspicio del Amor eterno
Que aquel maestro dejó en mí, por su tutela.
Rasgo la realidad rememorando tu ausencia callada.

Miro entonces, tomando un café en las siniestras
Horas que en aquel que realizó cinco, fueron morada
Y ralentizo a un nivel preocupante mis ideas
Hasta que la ceniza de mi cigarrillo se apaga.

Tomo vuelo en la instancia loca de lo eterno.
Tal vez es hora de soñar tu esencia,
Dado que lo que más preocupa de ti es tu ausencia,
Evocar lentamente y deja su pequeña marca.

Y sigo soñando la efímera lágrima de lo divino
Mientras en el hervor benigno de la marisma
Altisonante que fue tu amor, hechicera pétrea
Que en tus efluvios oníricos me marca la hora.

Ya pagué la cuenta, y sigo caminando
Por este pequeño pedazo de mi mundo.
Muerta por el amor que me sigue clamando
El destello que de sí perdió, ya moribundo…

sábado, 4 de febrero de 2012

Busqueda

Veo lejano tu cuerpo como la gracia del olvido, suave néctar de cruel esparcimiento, en la sólida perdida paulatina de mi memoria. Extraño el espacio que dejas ausente en cada silla. El aroma que no aprecio ya, porque se ha esfumado de mi sangre. Añoro tu risa, cálida como el verano y tus ojos, lejanos en su fin como el mundo que nunca salgo a conocer, dada mi propia y humana crisis existencial. Demoro un poco cada minuto en decirle al mundo lo que siento y así pasan semanas enteras, y nunca encuentro un momento especial, ese instante de éxtasis en el que pueda decir un te amo libre de prejuicios y vacilaciones, que entre en contacto contigo y te bese en la mejilla mientras me ves con tus ojos cubiertos por la suave brisa del océano de pensamientos. Levanto un poco la vista y me hallo inmerso así, de pronto en la incertidumbre de no saber como extrañarte.
Saco un cigarro y aún con las nauseas que ya me provoca quedo inmerso en los pensamientos de mi mente inquieta. Intento dibujar tu silueta con el humo sin éxito y me contengo de no llorar. El día se ha ido tornando nublado y la vida vuelve a las calles en el bullicio de la piedad. Las calles avejentadas me dan la bienvenida y me invitan a la reflexión. Mientras voy sin rumbo debido a una mala planeación. Saludo a todos los muertos que han pasado por aquí con una reverencia y no puedo evitar sonreír porque he sido engañado todos estos años y apenas me he dado cuenta, pero no me afecta. Ya para qué. De cualquier forma, el pasado que siempre me persigue seguirá visitándome hasta el día en que a mi me toque formar parte de los gigantescos muros del recuerdo. Seguirá, inexorable, el mundo en su paso, firme, decidido, y yo iré a visitar lugares nuevos. Estoy seguro de que tendré deseos de hacer algún viaje al extranjero, me lo merezco, creo.
Paso debajo de los pequeños puentes entre callejones, formados por los pasos de un edificio a otro. Menuda cacofonía imaginaria, cuando siento que cada pared me cuenta los sucesos de siglos, acontecimientos que engalanan la soledad del tiempo. Un pequeño periodiquero interrumpe el celebre sonido de mi enmarañada consciencia. Me ofrece involucrarme en la bulliciosa vida de la piedra que forma la selva gris que se forma alrededor mío y para callarlo por un breve instante le acepto el canje, busco unas monedas y le pago para que me deje tranquilo un rato más; me dispongo a tomar vuelo de nuevo y por poco caigo de espaldas al recibir de golpe mis propias sensaciones. A veces no sé que hacer con tantas ideas que surgen. Con tantos pensamientos. Sensaciones. Con algunas me deleito. Disfruto cada aroma que la ciudad me ofrece –aún con su tapiz de fondo nauseabundo- pero en otras ocasiones me oprime el pecho, exige todo de mí y no descansa hasta dejarme exhausto y libre de toda bondad. Me tienta, me incita a la violencia a mí, que no he matado ni siquiera algún sueño guajiro que pudiera surgir de mi raquítico pecho. Cierro los ojos entonces. Me pienso. Me doy vida. Y permanezco erguido cuando las fatídicas gorgonas de los sueños llegan y limpian con el paisaje, dejándome desolado y aprehensivo.
Ahora quiero un café. Probablemente uno de esos cafés extraños que venden a precios exorbitantes mezclas exóticas a las personas que solo están deseosas de un estatus que un vasito de cartón bellamente ataviado les dará ante los demás, introduciéndolos al mundo moderno, mientras yo me hundo cada vez más en la mazmorra de mi mediocridad y exijo un pago inocuo por las actividades hechas en una agotadora jornada.
Y de pronto recuerdo que todo esto comenzó por ti, por no olvidarte, por extraerte, por desearte. En algún momento me distraje y perdí mi camino pero ahora, al recordar, no puedo evitar sumergirme en los recovecos de mi cabeza, todo por complacerte  en tu último deseo: desnudarte. Extasiarte mientras que, con la tenue vela de mi vida, reconstruyo la vida junto a ti. Pequeño logro comparado con saber que sigues viva y luchas por no irte. Mi memoria táctil te sigue poco a poco, mientras la curva de tu delgadez se extiende y me muestra los pliegues de tu ternura. Tu mirada me atrapa en un enorme boquete y me permite deslizarme. No sé hasta donde llegará esto, pero me imagino deberá terminar pronto antes de que nos deje agotados a ti y a mí, perdidos en un mundo que no nos comprende en nuestros deseos y nos niega nuestra inmortalidad.
Quiero recordar tu piel jugando con las formas bajo las sabanas. Necesito rehacer cada instante de ese día, o de cualquier otro que te traiga, inefable, dichosa. Misteriosa en tu sonrisa y clara en tu deseo de vivir.
Veo lejano tu cuerpo. Y tu esencia se desvanece y juega conmigo. Podría ser peor. Pero no me convence. Porque esta vez quiero, deseo más. No lo niego ya. Deshago tu esencia, para luego armarla una y otra vez, chocando las piezas en un esfuerzo raquítico para invocarte. Que aparezcas y que nada más importe. Volver a tocar tu alma a través de tu cuerpo y soñar una vez más con el cielo que se oscurece siempre a mi alrededor. Enceguecido ya de celos, busco tu nombre perdido en la distancia, más solo hallo las huellas inermes de la soledad, pasajera en el viejo tren que me lleva de nuevo, una y otra vez, a mi lugar de origen. Donde nací y de donde nunca he partido. Visitaremos las viejas parvadas de metas de vida y romperemos el cáliz de nuestra existencia en una vorágine inexplicable de arduo y agotador sudor imaginario.
Y sin embargo, siempre te salen esas alas diabólicas, tan llenas de tristeza. Y te vas sin decirme nada, como siempre, de cualquier manera. Nunca te despedías y con una sonrisa pícara, me enseñabas la lengua y divertida corrías antes de que yo te alcanzara. De alguna forma siempre te gustaba huir de mí. Como si en ello te fuera la existencia.
Recuerdo, por ejemplo, aquella ocasión en que motivados por la naciente idea de dar un mochilazo, nos fuimos a explorar por dos días el mundo… terminamos en un pequeño bosque a las afueras de la ciudad. A veces te detenías para juguetear a que te perdías, así, por siempre, de mí. Yo fingía no hacerte caso y terminabas poniendo en tu rostro una linda expresión de enojo. A mi secretamente me encantaba verte así, molesta, como si fueras una pequeña niña caprichosa. Y era el forcejeo de tu cuerpo entre mis brazos el que hacía latir muy rápido mi corazón, hasta que tú, también jugando, fingías defenecer y de pronto, tu mirada chocaba con la mía. Así, abrazada, me gustaba tenerte. Y verte y no ver el pasar del tiempo en esa fracción de mundo que éramos solo tu y yo. Algunas veces, el beso que seguía era apenas un picorete travieso. En otras, un silencioso murmullo de amor. Y en las menos, un turbulento espacio de pasión pura. Así te amaba. Dueña de ti misma. Incontrolable, indomable. Y así te fuiste, con la cálida promesa de volvernos a ver algún día. Y mientras la ensoñadora fragancia que ahora intentaba desesperadamente recordar al mismo tiempo que buscaba perderla, me daba cuenta de que sin ti, la vida como la conocía yo desde niño, se reducía, efectivamente, a ser nada…

Reflejo...

Estoy solo enfrente del abismo. he dejado de sentir miedo por lo que puede pasar. ni hace falta, pues ahora tengo más miedo de lo que soy capaz de hacer en esta, mi etapa más frágil mentalmente. No logro divisar la exacta línea entre lo bueno y lo malo y la desabrida existencia que llevo me provoca un poco de dolor de cabeza. me falta por hacer tanto antes de desbarrancarme. pero no sé cómo lograrlo, cuando lo único que quiero es descansar por siempre. ni siqueira estoy seguro de qué será de mí, pero espero que mi rafaela, mi ángel, venga a por mí. Si no estoy destinado al cielo, por lo menos me gustaría despedirme de ella. Con lagrimas en los ojos me diría: "¿Qué has hecho Ahora ya no podemos seguir juntos nunca más?" Le pediría como último favor que me llevara ella, la que jamás me ha dejado, al último lugar en donde estaré, antes de alejarse y dejarme por siempre en las sombras de mi pesada carga. Me imagino que mi castigo será terrible. pero pienso aceptarlo, ya es hora de que me porte como un hombrecito. Despediré a aquellos que amé en vida. A mi madre le diré que lo siento, que no tenía remedio. Será fulminante, estoy seguro. Y sin embargo, ya no podré hacer más. La justificación me pesará, pues sé que pude ser un hombre y seguir adelante, que fue cobadía tal vez lo ue me orillo, la verdad es que no tengo pretexto. Me dolerá demasiado, pero habré tomado ya la decisión. A mi hermano lo liberaré del problema que és convivir conmigo. A aquellos que alguna vez llamé amigos les daré el saludo de despedida de lejos. Nunca me entendieron y sería terrible tener que detenerme a dar una explicación del porque de las cosas, de cualquier forma, pasaré al olvido en unas cuantas semanas... ese es el premio final de cualquier forma. El olvido siniestro. No me importa.

Y entonces sucederá: me encenderé como una pira. desataré en ese dolor toda mi ira, mi frustración por no lograr el amor. Por no entender al mundo de ninguna forma. Sacare todo y de esa forma, mientras mi brillo se pierda para siempre en el mundo, me sentiré vivo por última vez y me ire a la dulce nada...

miércoles, 30 de noviembre de 2011

desde la calle...


El pequeño levanta apresurado la pelota, pues ha caído un poco lejos, pasando la otra calle, en dirección de la Iglesia del barrio.  Ha estado jugando por más de dos horas con sus amigos y apenas y resiente el cansancio; solo quiere jugar y disfrutar de ellos, con quienes vive una y mil aventuras.
Ya es un poco tarde. La noche ha desplegado su manto y las luces de las lámparas de calle dan una tonalidad distinta a las calles empedradas de su zona, haciéndola ver, incluso, un poco pintoresca a los ojos de los visitantes que se atreven a venir hasta acá, un lugar un poco alejado de la gran metrópoli. Pero es en este lugar donde nació, donde sus sueños y fantasías se confunden a diario con la realidad de un pequeño pueblito consumido poco a poco por el área metropolitana. Aquí es donde ha vivido toda su vida, donde ha ido a la escuela, donde ha conocido a los mejores amigos que pueda tener alguien. Y aunque ahora aún no lo entiende, algún día, probablemente, conocerá el amor, le gustarán las chicas, a lo mejor se casará, ¡Que horror! Han de ser puras mentiras de su mamá, que no halla otra forma de mantenerlo quieto y que pudiera inventar esas sandeces. Si no fuera así, ¿por qué no siente nada de lo que dicen?
Ha tardado en pensar todas estas cosas. De hecho, se pregunta por qué razón las pensó, en primer lugar. A lo mejor está más cansado de lo que cree. Y esta muy chico también para razonar de esa forma. No lo sabe, pero poco a poco vuelve la adrenalina de querer seguir jugando, solo disfrutando del momento.
Voltea hacia arriba. En una de las ventanas del cuarto piso esta el vecino que siempre le regala una moneda para comprar dulces.  -“¡Quihubo mi cuate!, ¿cuando nos vamos de aventureros?”- siempre con esa frase comienza sus diálogos y siempre lo divierte. Pero hoy se ve, aún a lo lejos, raro. “¿Qué tendrá?” se pregunta el pequeño mientras encoge los brazos y se dispone a lanzar el balón a sus demás compañeros, que ya le gritan fúricos porque se detuvo demasiado tiempo a perderse.
El primer golpe no le duele, pero el estrellarse en el piso si le produce un fuerte dolor, mientras siente como sus piernas crujen y como se aleja un auto que no viera tan cerca de él. No puede hablar ni hacer señas, mientras se explica porque tantas personas están viéndolo como si estuviera en el piso. Y mientras este pensamiento desgarra su cabeza no puede evitar notar que esta demasiado cansado y que cerrara los ojos allí, en la calle, por un momento, mientras las luces enfrente de él se ciernen y brillan con mayor intensidad…

martes, 29 de noviembre de 2011

Precuela de los Ojos Bonitos...


Mientras fenece tu estadía en casa, la sensación de vacío me atosiga incesantemente. Ni siquiera el calido hervor de tu piel sudando con la mía logro disminuir esa sensación inmunda, pagana. Ni tus labios llevándome una y otra vez a la fatiga de morir poco a poco mitiga la marcha de mi apatía. Algo me esta sucediendo y no es agradable. Y probablemente te diste cuenta pues has estado fría, distante, como si hubiera sido este el mayor insulto que alguien pudiera proferir en tu contra: ignorarte mientras tienes sexo. Has estado mirando por la ventana, sentada y sólo tapada con la sabana, perdida, pero molesta. Se te nota en la cara y me da un poco de temor hablarte. Sé que tuve la culpa y esperaría una mala respuesta de tu parte o simplemente que te levantes y te vayas. Y no quiero más que tenerte aquí, cerca, donde el aroma de tu piel siga enervando poco a poco cada uno de mis sentidos, por lo que enfrento el desprecio y la indiferencia de tu actitud.
Más no puedo evitarlo: el vacío empático que reclama mi alma no me permite ver más allá de una intensa melancolía. Me acerco un poco a la ventana y puedo observar en picada, sobre la acera de enfrente, la poca actividad que se desarrolla en esta zona del barrio. Todas las tiendas han cerrado y algunos vecinos platican, mientras a lo lejos puestos de tacos y otras chucherías. Se suceden en una algarabía fingida, dando a los trasnochadores algo en que desgastar sus horas. Algunos niños juegan, evocando fragmentos sueltos de mi infancia, e intento desesperadamente volver a ti para continuar con esta, la que debió haber sido nuestra gran experiencia. Y sin embargo me siento derrotado, listo para renacer en el siguiente peldaño que cruce, pues no habrá marcha atrás. Así es esta, mi vida: un pleno e incesante revoltijo de situaciones que parecen chocar unas contra otras en un remolino de desgracia y muerte, con seres queridos siempre llegando y yéndose, con amores naciendo y cerrando su ciclo.
Tarde o temprano mi mente vuelve a ti, que ha evocado la sincera raíz de mis lamentaciones y me niega una y otra vez la entrada a este, su santuario, en busca de absolución. Mi alma esta atrapada en ti, mujer santa que en el vientre puedes guardar el linaje que tanto he soñado, tus muslos  blancos me permiten soñar con mundos utópicos más no en esta noche, en que he sido reclamado por otra señora.
No me dices nada. Pero en un dejo de perfecta simetría, me acerco a ti en el instante en que tú te levantas del pequeño banco donde estabas situada y me atrapas con tus brazos, seductora, traviesa. Esbozas una ligera sonrisa y me permites, capturándome con la esencia de tu alma, olvidar un poco mi desquebrajado soliloquio mental y entrar de nuevo, rendido, a la plenitud de tus ojos, mientras en un beso me recuerdas que antes que solitario, antes de que existiera el mundo para mí, ya estabas esperándome en el quicio de una puerta, aquella en que me saludaste cuando voltee por primera vez a verte y quedé prendado de tus ojos bonitos….

jueves, 17 de noviembre de 2011

Soledad

A veces me da una especie de melancolía que se extiende por todo mi corazón y mantiene un escalofrío en todo mi cuerpo, una especie de temblor que me mantiene intranquilo. Acelera mi ritmo mental y no me permite concentrarme de manera adecuada. Y es cuando más la recuerdo. Por pocas que fueran las horas que, en suma, pudiera disfrutar en compañía de ella, riendo, peleando, jugueteando amigablemente, las he tratado de maximizar hasta que cada recuerdo ha quedado casi congelado o se repite en un interminable bucle de desesperanza. Trato a veces de recordar el timbre de su voz; en otras me la imagino de lado, sonriendo, presa de alguna pícara ocurrencia. O la escena que jamás se ha desprendido de mi memoria: el día en que me frunció su ceño, en una actitud juguetona.
A pesar de conocerla poco, logró tener gran influencia en mí, aún cuando no tuvimos mucho tiempo para platicar realmente y aún antes de saber que estaba enamorado perdidamente de ella. Solo una mujer antes que ella había logrado trastornarme de esta manera, y aún aquella no logró lo que Mariana en tan poco tiempo. Para mí ha pasado el tiempo. Pero me pregunto si estaré en lo correcto al preguntarme varias veces por qué razón no fuimos de edades parecidas... la edad, que fue lo que comenzó mi calvario, aunque a mí ni me molesta, fue el detonante de que la mayor parte de las personas que se dicen tolerantes lanzaran un feroz ataque en mi contra. Y aún cuando los años ya están comenzando a sucederse uno tras otro, no dejo de preguntarme que es de ella. No dejo de extrañar a la Mariana que conocí sabedor de que el tiempo no pasa en balde y probablemente ya no somos ni un asomo de las personas que en esa época se conocieron. Hemos cambiado mucho, creo yo. Espero que para bien, pero no dejo de asombrarme de que, en mi caso, parte de mí no desea ir, desesperadamente, aquellos recuerdos. Por que ellos me hicieron muy feliz y siempre el pasado ha estado en mí, presionándome para no olvidar.
Solo en dos ocasiones me he imaginado con una familia. Y mis hijos tienen su rostro. Su sonrisa. Sus ojos. Su mirada retadora. Y aunque siempre es una batalla en contra mía, mis propios demonios carcomiendo, invitándome a luchar, trato de vencerme y desearle una feliz vida, sin lograr resultados loables, solo pasajeros. Quiero verla, por lo menos, una vez más. Esa es la realidad. Quiero decirle todo lo que como cobarde rehuse decirle cuando tuve la oportunidad. PORQUE FUÍ UN COBARDE aunque no tuve yo la culpa de lo que se desato después. Esa es la realidad. Pero no confundan esto con un simple berrinche o un lloriqueo desvergonzado. No. Solo intento expresar de la forma más adecuada, buscando hasta que encuentre las palabras que sean adecuadas, un profundo sentimiento de amor que se desborda y busca afianzarse en el mundo, queriendo con ello crecer hasta convertirse en algo más profundo de lo que ya es y de que algún día el mundo pueda ser testigo a través de las palabras, a través de videos, a través de este blog, de algo que se desprecio en su momento pero que demostró que era lo que se decía originalmente: un amor profundo, irreconocible. Esto me ha orillado a escribir como lo hago ahora, aunque reconozco que tarde o temprano volveré a mis oscuros orígenes, y seguiré escribiendo durante bastante tiempo, evolucionando cada vez más en esta aventura que comparto contigo, querido lector...

Gamers Choice: Assassins Creed Revelations... Nada más porque salgo yo....

domingo, 13 de noviembre de 2011

Del amor y otras cosas...


Yo no sé nada del amor; lo sé porque una y otra vez cometo los mismos errores y siempre estoy metido en problemas por mi incapacidad de amar como los demás lo hacen. Y que los demás me digan una y otra vez como debo hacer las cosas me parece completamente ilógico... yo digo hasta con orgullo que NO sé nada del amor porque soy humilde y no me creo perfecto, pero ¿los demás si lo son? No entiendo.
¿Por qué me dicen que no es amor lo que siento? cuando yo digo una y otra vez lo que es el amor, me baso en explicaciones científicas, lo que está demostrado, lo que se sabe. También utilizo explicaciones ilógicas, porque me parece que el amor esta basado en cada cosa, un poco de cada una. Pero a final de cuentas, solo explico lo que el amor es, no lo que le pasa a cada uno, porque creo que en cada persona es diferente. Que las personas crean saber que sucede en mi cabeza me parece inconcebible, porque resulta ser que todos me conocen mejor que yo mismo y creen que tienen la solución para mi vida, una solución que tal vez para ellos funcione pero que en mi caso, no encuentra pies ni cabeza. No necesito pensar como los demás, que aburrido, porque yo no soy ellos. Así de fácil. Y no soy Dios para saber que piensa cada quien. A veces también hago eso, no lo niego. Soy humano y me equivoco, y yo en particular me equivoco muchas veces, pero tampoco creo que los demás de verdad sean perfectos y puedan ver más allá de lo evidente.
Amo perdidamente a una mujer de nombre Mariana. Nunca volveré a verla y nunca tuve nada que ver con ella. Ni siquiera tuve una amistad larga con ella. Ni siquiera tuve la oportunidad de intentar luchar por ella, ya que una serie de desafortunados acontecimientos -encabezados por una persona que se encargo de enlodar mi nombre y seguido de una multitud de personas que le siguieron el juego y, dejados llevar por que les caía mal emprendieron una campaña de desprestigio que solo me hizo más fuerte por que todo es completamente falso- la alejaron demasiado pronto. Y yo igual tomé decisiones que precipitaron el fin de todo, no dejo de ser también culpable. pero el amor que tengo por ella, enfermo o bello, es mío y lo adoro. Por que sigo pensando que cada dolor en mi corazón, que cada trago amargo, que cada momento que se ralentiza en mi vida, los vale ella. Y que mi lucha diaria también lo vale, porque me hice a un lado para que ella fuera completamente feliz, pero quiero estar listo por si ella no lo es y yo tuviera una oportunidad para demostrarle que conmigo podría serlo, que podría cambiar muchas cosas en mí, solo si ella me lo pidiera. Y estoy plenamente consciente de que ella no me dejará ni intentarlo. Estoy consciente de que probablemente no volveré a verla jamás. Estoy consciente de que mi promesa, la única que no he roto, es la que me permite, de entrada, ni siquiera buscarla. Y estoy seguro de que la amo con toda mi alma, de que ella es lo más importante que me ha sucedido en el aspecto amoroso, aún incluso por encima de aquella que por doce años dominó mi corazón de la misma manera. No intento polemizar esta vez. Así me siento. Solo quería apoyo, y dado que solo, hasta el momento, muy pocos se ha atrevido a decir: "te apoyo", lucharé contra todos por este sentimiento, lucha que es la única que puedo dar por que ciertamente estoy solo y no me molesta, pruebas de la vida tengo para dar y regalar y no soy más especial que nadie, solo soy yo. Mariana, este blog, por ahora, te sigue perteneciendo. Espero que seas muy feliz y que Dios te bendiga...